Por resumir, tal día como hoy de 1911 el arqueólogo norteamericano Hiram Bingham descubrió la ciudad de Machu Picchu donde Cristo dio las tres voces, que era aquella región abrupta y remota de los Andes peruanos donde la encontró. Y había que echarle pelotas para hacer lo que hizo el colega. Porque lo que Bingham
La batalla de Falkirk
Tal día como el de hoy de 1298, a William Wallace y sus tropas les dieron hasta en el cielo de la boca las del rey Eduardo I de Inglaterra. Fue en Falkirk, en Escocia. Después de esa batalla, Wallace puso pies en polvorosa, reunió a los que quedaron con vida y se dedicó a
Mary Leakey
Para que lo sepáis, tal día como hoy de 1959 Mary Lakey descubrió un trozo de cráneo en la garganta de Olduvai, en Tanzania. Resulta que el cráneo correspondía a una especie llamada Paranthropus Boisei, lo que viene a ser el eslabón entre gorilas y seres humanos —esa diferencia imperceptible en muchos casos aún hoy—,
Historias por contar
Ella toca el violín. Para ser precisos, lo acaricia, desliza los dedos de la mano izquierda por sus cuerdas. Su mejor amigo, el abrigo de noches de soledad. Él, canta. Un prodigio. Una voz grave, contundente, pero que embauca. Sube notas, las baja. La decena de personas que rodea a la pareja contiene la respiración.
Sígueme y te seguiré para siempre
Local de moda. Música que martilleaba los oídos. Volumen excesivo, cuerpos que se agitaban sudorosos. Gente, mucha gente. En éstas, un tipo se propuso acercarse hasta la barra cruzando un mar de brazos en el aire. La sed, que no perdona. Conseguido el objetivo, se acodó en la barra a la espera de ser atendido.
La muerte dulce
Hay días que nunca se sabe cuándo ni cómo terminarán. El que ambos contemplaban al pie de la ventana, con la amanecida, parecía estar a punto de concluir. De pie y desnudos, él abrazándola a ella por la espalda, escrutaban un paisaje de olas tranquilas, de mujeres dándose el primer baño de la jornada y
El desconocido del mar
Ante sus ojos, el infinito azul. A su espalda, un horizonte negro salpicado de certezas.
Los susurros del vaho
Se despertó sólo. Palpó el lado derecho de la cama, aún cálido, y lo notó frío y vacío. Fue cuando abrió los ojos y los clavó en el techo de la habitación. Ella había cumplido su promesa.Suspiró y se llevó las manos a la cara, que se restregó primero con suavidad para luego hacerlo con
El mundo de Virtudes
Era alta, delgada y tenía buena planta. Y siempre vestía de forma vistosa: faldas vaporosas de vivos colores, camisa a juego y tacones. Altos, de vértigo. Le gustaban. Tanto como pasear al amanecer por el puerto y sentarse a una mesa junto a la ventana. Pedía un café largo, sin azúcar. Nada más. Y contemplaba