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DE LA NATURALEZA DE LAS COSAS (I)

“Ni el joven dilate el filosofar, ni el viejo de filosofar se fastidie; pues a nadie es intempestivo ni por muy joven ni por muy anciano el solicitar la salud del ánimo”.

Con estas palabras comienza Epicuro la carta a su amigo Meneceo y yo las recupero para iniciar La Caja de este martes, por considerar que son palabras bondadosas y sabias y, me temo, no andamos sobrados de bondad ni de sabiduría.

Epicuro de Samos, para mí, el más amable de todos los filósofos, quien con más comprensión y cariño acertó a conocer la pasta de la que estamos hechos los seres humanos,  descubrió los miedos enemigos de nuestra felicidad y concibió su filosofía toda ella como un fármaco para curarnos de esa enfermedad, la peor de todas, el peor de los pecados que un hombre puede cometer –según Borges-, que es no ser feliz.

De Epicuro no me cansaría de hablar, como no me canso de leer sus enseñanzas, mucho menos si me llegan a través del Rerum Natura de Lucrecio, sin duda una las obras más bella y perfecta que ha logrado cumplir la inteligencia humana. No obstante, siguiendo las doctrinas del maestro, debo practicar la virtud de la prudencia y no abusar de la paciencia y generosidad con las que me regaláis, así que intentaré no extenderme demasiado y evitar la prolijidad y el enredo.

Epicuro nos recuerda que debemos ser felices. Asombrosamente, es algo que olvidamos con cierta frecuencia. Parece increíble, verdad, pero sólo así se explican muchos de nuestros comportamientos, decisiones y otras estupideces. Lo olvidamos individualmente y también en la totalidad que conformamos como Humanidad. Sólo así se explica…

Epicuro identifica al miedo, encausa al miedo como al gran obstáculo que debemos salvar para ser felices. ¿Qué tememos? Se pregunta. Lo que no conocemos. Nos responde. El conocimiento como instrumento y camino para vencer los miedos.

¿Qué tememos?

Tememos a los dioses, tememos la muerte, tememos el dolor y tememos el futuro y el fracaso futuro en nuestro empeño por conquistar la felicidad.

Frente a estos miedos que nos amenazan y estrangulan, Epicuro, buen amigo, nos ofrece su filosofía, nos la ofrece como panacea, como tetrafármaco, capaz de curarnos y librarnos de estos miedos.

Sobre los dioses nos dice que existen allá, en Metacosmia, que son eternos y bienaventurados y que, no tengamos cuidado, porque no se preocupan de nosotros.

Sobre la muerte, es aún mucho más claro. Escuchémosle: La muerte, pues, el más horrendo de los males, nada nos pertenece; pues mientras nosotros vivimos, no ha venido ella; y cuando ha venido ella, ya no vivimos nosotros.

Y sobre el dolor, el placer y el futuro, nos enseña que dolor y placer son más fáciles de evitar, el uno, y de conseguir, el otro, de lo que creemos, y que de lo que está por venir ni lo esperemos como que ha de venir infaliblemente, ni menos desesperemos de ello como que no ha devenir nunca. Pues el futuro no es nuestro ni tampoco deja de serlo absolutamente.

En estos días inciertos, no nos vendría mal escuchar al maestro que nos sigue hablando desde el siglo III adC. y, pese a los milenios, sus palabras, después de vivir enfangados en tanta opulencia, quizás sean más necesarias que nunca. Hagamos caso a este amigo del hombre cuando nos dice:

Tenemos por un gran bien el contentarse con una suficiencia, no porque siempre usemos escasez, sino para vivir con poco cuando no tenemos mucho, estimando por muy cierto que disfrutan suavemente de la magnificencia y abundancia los que menos la necesitan, y que todo lo que es natural es fácil de prevenir; pero lo vano, muy difícil. Asimismo, que los alimentos fáciles y sencillos son tan sabrosos como los grandes y costosos, cuando se remueve y aleja todo lo que puede causarnos el dolor de la carencia. El pan ordinario y el agua dan una suavidad y deleite sumos cuando un necesitado llega a conseguirlos.

Pues eso, aprendamos -sí, con la misma actitud de quien no sabe y debe aprender, es decir, con paciencia, repitiendo, mejorando un poco a cada intento, disfrutando de cada pequeño avance y no rindiéndonos al primer contratiempo- a ser felices con lo que tenemos y también, sobre todo, con nuestros amigos, la sal de la vida. El tiempo que hoy malgastaríamos quejándonos,  dediquémoselo a un amigo.

Salud

(En memoria de Quitín Racionero, profesor y amigo quien por dos veces me regaló el Helenismo. En paz descanse).

 

 

 
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10 de respuestas

  1. Alfonso

    Evitar el dolor y conseguir el placer… qué tiempo derrochamos quejándonos… Vivir en cada pequeño detalle.

  2. Juan Jo

    La felicidad es la ausencia de miedo, pero también el no querer ser otro, el conformarse con lo que uno tiene, el ser y no el tener o el querer lo que se hace. De todas formas, si hacemos del texto de Epicuro que hoy nos trae la Caja nuestro libro de cabecera acabaremos venciendo los miedos que es lo que, según el clásico, abre las puertas de la felicidad. Aunque la felicidad se mide en instantes y conseguirla requiere horas merece la pena dedicarle tiempo. Alguien también dijo que sólo hay dos maneras de ser feliz en esta vida, una es hacerse el idiota y la otra serlo. Me quedo con la reflexión que hace Epicuro sobre la muerte. Qué forma tan hermosa de quitarle importancia. Gracias a la Caja por servirnos un desayuno tan nutritivo.

  3. Javito

    Efectivamente, que gran reflexion sobre la vida y la muerte. Para tenerla como cita de cabecera.

  4. Carlos

    Felicidad como ausencia de temor y miedo, la potenciación del ser sobre el tener; evidentemente esta sociedad en su conjunto y nosotros como parte de ella hemos escogido el tener sobre el «ser» y el temor a la perdida a la reflexión sobre lo que tenemos, con lo que la felicidad se convierte en «entelequia». ¿Quién se arriesga a ser simplemente una persona más?, ¿quién se conforma y disfruta sabiendo que no destaca en nada, ni es más que nadie, ni tiene más que nadie?. La FELICIDAD en la sociedad occidental se asienta sobre valores que tienden a lo contrario, a perpetuar la infelicidad.

  5. Rosana

    Muy profundas son estas palabras, que no por ello dejan de ser ciertas en el mundo actual en el cual vivimos y respiramos.
    Ser felices es un reto complicado si nos arrastramos por la velocidad en la que suceden los acontecimientos, conseguir «TODO» lo más rápido posible… cuando en realidad hay que vivir cada segundo, minuto, hora, día como si fuese el último, pero sin avidez, sin intentar estrangular al tiempo que a veces se muestra como un aliado.

    Aprendamos, pues, a vivir según las reglas que otros sabios de renombre, como Epicuro de Samos, aprendamos a ser felices con lo que disponemos en el momento presente, que es el único que puede darnos la felicidad inmediata, las pequeñas cosas, los pequeños placeres de la vida, los amigos y conocidos.

    Compartir opiniones en este blog cada martes, supone un intercambio de sabiduría entre los que participamos, al menos, desde mi humilde opinión así lo veo.

    Pues cada uno de nosotros aporta un granito de felicidad al otro, aunque no seamos millonarios ni vivamos en la opulencia absoluta.

    Brindo por la felicidad, un saludo a todos, chao, besos.

  6. 75

    Para mí, la felicidad es la presencia de sensaciONes y la ausencia de sensaciOFFes. Las sensaciONes, aunque a veces se desconoce su causa exacta, se manifiestan habitualmente con ganas de cantar en el coche mientras conduces, ganas de hablar sin parar o de correr sin motivo alguno. También es una sensaciON el leer cada martes el post de La Caja, antes de dormir, porque deja siempre un rastro amable, como cuando pensabas en cosas bonitas de pequeño antes de dormir para no tener miedo. SensaciOFF es saber que te quedan menos de 6 horas para dormir.

  7. ESTHER FREIRE

    Es difícil no estar de acuerdo contigo Oscar, cuando uno levanta la tapa de esta caja…

    Comparto las reflexiones de Epicuro, las del Sr Borges… y las tuyas.
    Son 100% aplicables a todos aquellos que hemos venido a esta vida a ser felices en mayor o menor grado.Pero a ser felices en definitiva.
    Nunca nada nos faltó… no sabemos lo que es sentir miedo real, miedo en esencia pura… vemos la muerte desde lejos y no necesitamos encomendarnos a los dioses xq tenemos una familia y unos amigos que nos protegen mucho más eficazmente..

    Pero como aplicar tan sanas y ejemplares enseñanzas cuando tú eres uno de esos que han venido a esta vida a ser infelices??
    Me refiero a todos aquellos que vienen a esta vida sin nada, sin nada más que un carnet de perdedor en la mano, de los que mueren aun antes de tener conciencia de ser persona. Uno de esos de los que si por un instante nos pusiéramos en su lugar seguro que pensaríamos que la muerte es lo mejor que nos puede ocurrir antes que vivir un solo dia de esa vida.

    Que harían Epicuro y el Sr Borges… y tu, y yo… si fuésemos uno de ellos??
    Que filosofía habríamos de seguir si el dolor es cotidiano, el placer no existe, y la muerte es una bendición?
    Un beso.

  8. Ese es el problema, Mariajo, ahí le has dao!
    Gracias por hacérnoslo presente.
    Salud

  9. Aunque de alguna manera, esto ya estaba a puntado arriba:
    «… Lo olvidamos individualmente y también en la totalidad que conformamos como Humanidad. Sólo así se explica…»
    Gracias de nuevo.
    La verdad es que leyendo vuestros comentarios, me quito el sombrero.
    Salud

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