Regresemos a buscar a Epicuro. Seguro que nos está esperando en su jardín. El Jardín era el nombre que Epicuro eligió para su escuela, el lugar en el que se reunía con sus amigos y discípulos, donde, a la sombra apacible de los árboles compartía con ellos su visión del hombre, del mundo y de
DE LA NATURALEZA DE LAS COSAS (II) interrumptus
La acción por la acción conduce al embrutecimiento. El pensamiento por el pensamiento nos lleva a la melancolía. Embrutecimiento y melancolía, dos extremos perversos que debemos evitar. Antes de hacer, pensar un poco, qué hacemos y por qué lo hacemos. Después de pensar, levantarnos del cómodo butacón en el que gusta sentarse a la teoría
DE LA NATURALEZA DE LAS COSAS (I)
“Ni el joven dilate el filosofar, ni el viejo de filosofar se fastidie; pues a nadie es intempestivo ni por muy joven ni por muy anciano el solicitar la salud del ánimo”. Con estas palabras comienza Epicuro la carta a su amigo Meneceo y yo las recupero para iniciar La Caja de este martes, por
TIEMPO PARA ARROJAR PIEDRAS Y TIEMPO PARA RECOGERLAS (II)
“No hay cosa mejor para el hombre sino que coma y beba y que su alma se alegre en su trabajo” Y así, inspirado por las enseñanzas de El Eclesiastés, me levanté luego de mañana -antes de que ningún despertador o gallo me llamara la atención y sonrojara- y, no habiéndome hallado en falta en el comer
TIEMPO PARA ARROJAR PIEDRAS Y TIEMPO PARA RECOGERLAS (I)
Tengo para mí El Eclesiastés como uno de los libros más deliciosos y sabios que jamás se han escrito y además es breve, más que breve, brevísimo, todo lo cual convierte su lectura en uno de esos placeres al alcance de todos, inaccesible a cualquier recorte que se le pueda ocurrir al más malvado de