Los grandes actores siempre son recordados por sus grandes películas, pero en ocasiones debemos mostrar atención a las pequeñas, esas que a veces pasan desapercibidas y también son muestra de su talento y de buen cine. Es el caso de LOS FISGONES (1992), donde Robert Redford comparte cartel con nada más y nada menos que con Sidney Poitier (primer actor negro en ganar el Óscar, por Los lirios del Valle), Ben Kingsley (Óscar al mejor actor por Gandhi), Dan Aykroyd (Cazafantasmas), River Phoenix (Cuenta Conmigo), David Strathairn (Buenas Noches y buena suerte), Mary McDonnell (la inolvidable En pie con el puño en alto de Bailando con lobos) y James Earl Jones (la inolvidable voz de Darth Vader y el severo padre de El príncipe de Zamunda). Una película de espías, hackers informáticos y buena dosis de comedia que garantiza dos horas de puro entretenimiento dirigidas por Phil Alden Robinson (Campo de sueños) que no os podéis perder. Vamos al lío…
Martin Bishop (Redford) lidera un negocio que consiste en poner a prueba las medidas de seguridad de bancos y otras entidades. Para ello cuenta con la ayuda de un exagente de la CIA (Potier), un joven delincuente (Phoenix), otro veterano y conspiranoico (Aykroyd) y un invidente (Strathairn) que con sus manos y su oído puede ‘ver’ más que cualquiera. Las cosas van como la seda hasta que una agencia del gobierno les contrata para conseguir una misteriosa caja negra que, en realidad, es un decodificador total que puede poner en peligro la seguridad, lo recursos y las comunicaciones de todo el mundo. Pero hay más personas que quieren esa caja: los rusos… y Cosmo (Kingsley), antiguo amigo de Martin cuando eran idealistas que trataban de acabar con el sistema, que al contrario que Bishop fue capturado por la policía, pasó una buena temporada en la cárcel y clama venganza. Lo que parece algo sencillo se convierte en una misión a vida y muerte, plagada de traiciones y la planificación de un asalto a un complejo de seguridad digno de Ocean’s Eleven para el que Martin necesitará también la ayuda de su expareja Liz (McDonnell).
El guion lo firman Lawrence Lasker y Walter F. Parkes, que empezaron a escribir LOS FISGONES a principios de los 80 mientras se documentaban para el guion de otra película indispensable en el mundo del espionaje y los ordenadores como es JUEGOS DE GUERRA. Tuvieron que pasar los años para que, gracias al interés de Robert Redford, LOS FISGONES fuera posible. Y es así como nace esta entretenidísma película que, con un presupuesto de 35 millones de dólares, recaudó más de 105. Indudablemente, parte del éxito reside en la complicidad entre todos los actores al punto que uno de los secundarios, Stephen Tobolowsky, aquel que perseguía un día tras otro a Bill Murray en su ‘día de la marmota’, llegó a decir que nunca se había divertido tanto haciendo una película. Pero hay más, el propio director, Phil Alden Robinson, dijo a decir que lo único que hubiera hecho la experiencia mejor sería que el laboratorio perdiera la película y tuvieran que volver a hacerla de nuevo. Y es que la combinación de espionaje, acción y comedia funciona a la perfección y no hay nada como ver el trabajo de quien se ha divertido haciéndolo. Ojalá siempre fuera así…
















¡Qué buena idea destacar esas joyitas menos conocidas! Me encantó que recordaran Los Fisgones y, sobre todo, ese increíble reparto que mencionas. ¡Es una locura ver tantos talentos juntos en una sola película! Definitivamente me dieron ganas de volver a verla.