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LA ESPERA: EL RESPLANDOR ANDALUZ

Años 70. Una familia formada por Eladio (Víctor Clavijo), su mujer Marcia (Ruth Díaz) y su hijo de 13 años, Floren (Moisés Ruiz) se traslada a un recóndito lugar de la Andalucía profunda para ejercer de cuidadores de la finca de un “señorito” andaluz. Una oportunidad laboral para Eladio de sacar adelante a los suyos que se convierte en una auténtica pesadilla. Porque lo que comienza como un drama rural deriva en otra cosa. Eladio debe organizar los puestos de una montería. 13 puestos en los que se colocarán 13 “nobles” de la zona para disparar y matar venados. Pero algo horrible sucede en  la cacería, convirtiendo el drama rural en algo mucho más trascendente. Misterioso. Y terrible. Esa es la maravillosa y tétrica propuesta del director y guionista Francisco Javier Gutiérrez (Rings, 2017), que convierte LA ESPERA (2023) en El Resplandor (Stanley Kubrick, 1980) español, el Midsommar (Ari Aster, 2019) patrio, el Wicker Man (Robin Hardy, 1973) ibérico y de pata negra.  Vamos al lío…

En primer lugar, cuanto menos sepáis, mejor. Porque esta película está hecha de manera magistral para dejarse sorprender. No en vano  es la primera vez que un título, LA ESPERA, no hace referencia tanto al argumento de la película como a las sensaciones del espectador cuando la vea. LA ESPERA de que algo terrible va a suceder. Y lo hace. LA ESPERA de que algo peor ocurrirá a continuación. Y sucede. LA ESPERA de que la maldad no ha acabado. Y así es. LA ESPERA de averiguar a qué se debe todo. Y lo averiguas. LA ESPERA de que esa “verdad” no pueda ser real. Y lo acaba siendo. Porque, como ocurre con la familia Torrance de El Resplandor, las consecuencias para la familia de Eladio por esa oportunidad laboral serán terribles…

Reconocida en festivales internacionales con nominaciones  a Mejor película, LA ESPERA es una nueva demostración de que el cine español ha perdido los complejos que padeció durante décadas y que gente como Álex de la Iglesia (Acción mutante, 1993), Juanma Bajo Ulloa (La madre muerta, 1993), Agustín Díaz Yanes (Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto, 1995), Jaume Balagueró y Paco Plaza (REC, 2007), Enrique Urbizu (No habrá paz para los malvados, 2011) o Rodrigo Sorogoyen (Que Dios nos perdone, 2016) han hecho que España esté en la primera línea de todo tipo de géneros cinematográficos.

Mención aparte merece el protagonista, Víctor Clavijo, simplemente ENORME. MAGISTRAL. Una interpretación de Óscar de alguien, cosas de la vida, se cruzó en mi vida hace años, cuando estudiaba interpretación e hice un casting para AL SALIR DE CLASE. Víctor y yo aspirábamos al mismo papel. Llegué a la “final” con él. Y fue Víctor quién se lo llevó. Ahora, él se dedica de lleno a la interpretación y yo trabajo como guionista en televisión. Sin rencores, Víctor. Te lo mereces. Eres un actor como la copa de un pino. Y mi ESPERA es que se te reconozca el fenomenal trabajo que has hecho en esta película.

 

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