Hay cosas que tienen delito, como decir que la década de los 80 es una de las peores de la historia del cine cuando en 1981 se estrenó la mejor película de submarinos de todos los tiempos y una de las mejores dentro del género bélico. Me refiero a DAS BOOT: El Submarino. Si, querido Quentin Tarantino, autor de la desafortunada cita, hablo de una película alemana, la más cara y ambiciosa hasta la fecha, nominada a seis Óscar (dirección, fotografía, montaje, sonido, edición de sonido y guión adaptado), un Globo de Oro y un premio BAFTA que, además, abrió las puertas de Hollywood a su director Wolfgang Petersen (La historia interminable, Estallido, La tormenta perfecta, Air Force One) y a su protagonista, Jürgen Prochnow (La séptima profecía, En la boca del miedo, Superdetective en Hollywood II).
DAS BOOT sigue al submarino alemán U 96 en una misión de patrulla en 1941, en plena Segunda Guerra Mundial, con una tripulación formada en su mayoría por jóvenes marineros dada la constante necesidad del ejército nazi de soldados, teniendo en cuenta que durante el transcurso de la guerra cerca de 40.000 se embarcaron en misiones de submarinos alemanes y 30.000 de ellos nunca regresaron con vida. Unas misiones que eran un juego del gato y el ratón donde en muchas ocasiones, como la que nos ocupa, el cazador de convierte en presa.
La mayor parte de la película transcurre en el interior del submarino y para acrecentar la sensación de claustrofobia, angustia y encierro todo se rodó en una réplica exacta de un U Boat, siendo sus espacios reales los únicos por los que podía moverse la cámara, creando auténticas coreografías con los actores para moverse entre ellos y no perder detalle de la acción. Además, los actores permanecieron durante todo el rodaje, más de un año, en espacios cerrados y sin salir al exterior, lo que les dio a todos el tono de piel gris y enfermizo necesario para dar más realismo a la historia. Si a esto sumamos los sonidos del sónar ante la presencia de buques enemigos y la detonación de sus cargas de profundidad, deteriorando poco a poco no solo el propio submarino sino la moral de su tripulación, nos encontramos en un auténtico viaje a la locura donde no importa a qué bando pertenecen quienes lo padecen, sino la certeza de acabar volando por los aires, abandonados en el lecho marino sin energía para salir a la superficie, esperando la muerte por asfixia cuando los tanques de oxígeno se agoten… o caer en una sima a cientos de metros de profundidad con el casco siendo incapaz de soportar la presión y el submarino acabando como una lata de refresco estrujada en la mano de Arnold Schwarzenegger
Como curiosidad, es una de las películas que mayor número de versiones tiene: la que se estrenó, de 150 minutos, una primera versión del director que salió en 1997 con una duración de 209 y otra de 282 que une los 6 capítulos con los que la película se estrenó en la televisión alemana después de su exitoso estreno en los cines norteamericanos. Sea cual sea la versión que elijáis, no os la perdéis porque DAS BOOT es una obra MAESTRA, muy por encima de las demás pelis de submarinos, ya sea la brillante La caza del Octubre Rojo (John McTiernan, 1990), la efectista Marea Roja (Tony Scott, 1995) o la entretenida U-571 (Jonathan Mostow (2000).