Continúa el viaje a una década gloriosa del cine, los 80, para cerrarle a bocaza a Tarantino cuando dijo aquello de que “es una de las peores décadas de la historia del cine”. Y seguimos haciéndolo con películas no evidentes, sino aquéllas que en su momento fueron fracasos comerciales pero, cosas de la vida, y muy a pesar de Tarantino, con el paso de los años se han convertido en películas de culto. Hoy en es turno de CALLES DE FUEGO (1984), dirigida por un maestro del cine de acción, Walter Hill (The Warriors, 1979, Límite 48 horas, 1982, Traición sin límites, 1987), y cuyo tag line, “Una fantasía rock”, ya anticipa lo que vamos a ver. Y disfrutar. Vamos al lío…

CALLES DE FUEGO es un cuento medieval llevado a un escenario que mezcla los 50 con los 80 de forma magistral en el que una princesa “del pueblo”, Ellen Aim (una Diane Lane con apenas 19 años) por su condición de estrella de la música salida de un barrio que bien podría ser el Bronx, es raptada por el líder del reino enemigo, Raven (un excelente Willem Dafoe en uno de sus papeles protagonistas), lo que deriva en la intervención de un caballero andante, Cody (Michal Paré) para rescatarla. Y así empieza la aventura…

Walter Hill desata toda su creatividad violenta, no en vano fue discípulo del gran Sam Peckinpah (Grupo salvaje, 1969), con un espectáculo visual, “comiquero” y “videoclipero” en el que destaca la banda sonora instrumental de Ry Cooder , y los números musicales (prodigioso prólogo en el que la princesa es raptada) y mejor epílogo (la despedida del caballero andante) con voces de Laurie Sargenty y Holly Sherwood que Diane Lane interpreta en playback como si hubiese sido una estrella de la música toda su vida, recordemos, con tan solo 19 años.

Si a esto añadimos otros actores que hicieron carrera en los 80 como Rick Moranis (Los Cazafantasmas), Bill Paxton (Aliens) Amy Madigan (a la postre, mujer de Ed Harris) o Rick Rosovich (Top Gun), CALLES DE FUEGO es una joya a revisitar por aquellos que, como espectadores, vivimos esa época dorada del cine que fueron los 80, y para descubrir por todos los que nacieron después y para entender el cine que se hace ahora, deben descubrir y disfrutar de películas de las que ni siquiera han oído hablar.

Música, romance, peleas entre bandas, duelos a muerte, persecuciones, besos bajo la lluvia, vibrantes números musicales…, pero también un anodino Michael Paré que, de hecho, poco de importancia hizo después más allá de ser un “guapo”. Aun así, CALLES DE FUEGO es un legado de esa década que, repito, muy a pesar de Tarantino, fue maravillosa.