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SCHWARZKOPF IS DEAD

Puso de moda los pantalones de campaña. Que llevarían su nombre. Con los que todo el mundo le recuerda. Y que se ha llevado a la tumba. A los 78 años. Por culpa de una neumonía. Manda huevos… Una vida entera dedicada al arte de la guerra, la planificación militar, bombardeos y emboscadas… para acabar postrado en una cama, cubierto de sudor y mocos. El héroe frágil. Humano. Un general en zapatillas de andar por casa. Y todo imaginado. Al menos por nosotros. Quienes, para bien o para mal, no conocemos de primera mano personajes de este tipo. Porque si hablamos de militronchos patrios lo que nos viene a la cabeza es un YAK nosecuántos que se estrelló… o soldados que mueren en misiones de paz sin pegar un tiro. Siempre son accidentes. Tanques que caen por un terraplén. Un puente. O un barranco. Cortinas de humo para ocultar la verdad y que dejan a nuestro ejército a la altura del betún. Aunque de vez en cuando recurramos a cierta historia, a través del primo de un amigo del colega de tu vecino, que afirma que en unas maniobras internacionales, la Legión le dio una paliza a los Marines. No sé vosotros, pero a mi me gustaría que fuese verdad. Igual que me gustaría saber cómo fue lo de Annual, Alhucemas o el desastre de la Armada Invencible. Esa historia de la pérdida de Cuba en que los acorazados yanquis esperaban en mar abierto y, pese a todo, antes que rendirse, nuestros barcos salieron de puerto uno a uno… para acabar hundidos a cañonazos. Pero no tenemos ni puta idea de nada de esto. Incluso hay quien dice que le importa tres cojones. Pero sí sabe qué pasó en Vietnam, porque ha visto La chaqueta metálica, Platoon La colina de la hamburguesa; lo goza con el truño de Pearl Harbor, sabe qué ocurrió en La batalla de Midway, en Guadalcanal con La delgada línea roja e Iwojima por Banderas de nuestros padres; todo de una Segunda Guerra Mundial en que existió una tal División Azul que nadie conoce… porque actuó en el frente ruso junto a los alemanes, no en el escenario que hizo grande a Norman Schwarzkopf, que todo el mundo vio porque George Clooney salía en Tres reyes y Jamie Foxx en Jarhead. Emocionándose con sus actos heroicos. Regresando a la infancia en que jugaban a la guerra con pistolas de plástico, con los botones del Spectrum o, siendo ya no tan niños, el mando de la Play. Bien, chaval, eso sí es coherencia. Así que estos días te irás a ver Zero Dark Thirty para disfrutar con los marines que acabaron con Bin Laden. Total, ya te lo pasaste teta con En tierra hostil, GreenzoneEn honor a la verdad.

Descansa en paz, Schwarzkopf. Y da recuerdos a los caídos que no conocí. Cuyas historias no conozco. Y que, como buen cinéfilo, aunque podría leer en un libro, me gustaría que alguien me contara con una buena peli. Que no existe. Porque un consenso ciego y absurdo dice que tenemos memoria histórica… incapaz de recordar más allá de la Guerra Civil. O sea, que tiene dos neuronas.

Estoy a punto de cumplir 38 años. Los mismos que Franco lleva muerto. Ya está bien, ¿no? Creo que ha llegado el momento de que todos los que murieron en sus tiempos… también descansen en paz.

Es un buen propósito para Año Nuevo…

 
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2 de respuestas

  1. Gerardo Gabaldón

    Los acontecimientos bélicos los escriben los vencedores. Seguramente, el rey persa Jerjes no era tan homosexual y sádico como nos lo pintan en la película «300» (aunque me encanta la recración del paso de las Termópilas). Es posible que Marco Antonio no fuera tan alcohólico como detallaron los historiadores amigos del que sería futuro emperador Augusto. Supongo que Napoleón no eran tan bajito y sufría del estómago tal y como nos cuentan los libros de historia como fiel reflejo de la visión anglosajona de los acontecimientos. Rommel no resultó tan traidor a su patria y el general Montgomery tuvo una «potra» impresionante en la batalla de El-Alamein.
    En lo que se refiere a la Guerra Civil española, considero que no existe mayor monumento escrito y gráfico a la mentira (por ambos bandos).
    Estupendo artículo el suyo. ¡Feliz año!.

    • juanluismarin

      Feliz Año, Gerardo, y gracias por tus reflexiones. Espero que podamos recordar más ejemplos… porque, qué coño, ¡de todo se aprende!

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