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Hacer los deberes

Sigo hablando de crecer, de llegar al menos hasta nuestra altura y, mejor aún, llegar un poco más, traspasar nuestros límites, superarnos, pero nunca quedarnos ni un centímetro por debajo de aquello que podríamos haber llegado a ser, para lo que estábamos capacitados.

En aquellos años sólo había dos opciones. A las cinco de la tarde salíamos corriendo, corriendo llegábamos a casa, corriendo merendábamos y más raudos todavía, hacíamos las cuatro cuentas, analizábamos la oración, previa comprobación de que concordaba el sujeto con el predicado, quizás un par de frases en inglés y un problema de trenes que se encontraban en algún lugar de su trayecto y corrían el riesgo de descarrilar o no. El cuaderno con rastros de miga y huellas de nocilla se cerraba  y se guardaba de nuevo en la cartera, para salir corriendo a jugar, a la calle, un jugar que consistía en correr, básicamente, con algún sentido o estrategia.

La otra opción era levantarse al día siguiente un poco antes –era la que yo elegía-, para estudiar las partes de una flor –cáliz, corola, filamentos…- o leer un capítulo de Platero y yo, o recordar que Colón salió del Puerto de Palos con tres carabelas: La Pinta, la Niña y la Santa María. Mi madre solía preguntarme la lección antes de salir de casa, y antes de salir de casa también me presinaba.

Sólo estas dos opciones. Los deberes no podían ocupar más tiempo en nuestras vidas, en las que nada había más importante que jugar. El juego no es un juego para los niños, es lo más serio que hacen y se lo toman muy en serio y así debe ser. Bueno, cabía una tercera, copiar antes de entrar los deberes hechos por otro compañero, pero esta encerraba algo de trampa.

Hay mucho run run de padres y de profesores últimamente sobre los deberes. Demasiados deberes, por lo que parece. Deberes que más que a los infantes, obligan a los padres. No tengo hijos, pero sí fui niño. No entiendo bien lo de tantos deberes para casa, es como el empleado que terminada su jornada laboral se tiene que llevar a casa parte del trabajo. Yo no lo veo, pero hablo desde el niño. Lo que si me pregunto es si esos deberes harán mejores a los imberbes estudiantes, si les llevarán a ser aquello que desean ser.

Salud.

www.oscarmprieto.com

 

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