Los llamamos animales –perros, gatos, caballos o bípedo y cuadrúpedo de cualquier clase-, y en el fondo, examinando sus comportamientos, analizando sus reglas, hay que acabar claudicando: los verdaderos animales somos nosotros.
Los llamamos animales –perros, gatos, caballos o bípedo y cuadrúpedo de cualquier clase-, y en el fondo, examinando sus comportamientos, analizando sus reglas, hay que acabar claudicando: los verdaderos animales somos nosotros.