Martín Aguado tiene 84 años. Es el abuelo de un amigo. Lo vi el martes por la mañana. Un suspiro. Mis atenciones eran otras. Pero su mirada aún me sigue pesando. Tanto como sus palabras.
Martín Aguado tiene 84 años. Es el abuelo de un amigo. Lo vi el martes por la mañana. Un suspiro. Mis atenciones eran otras. Pero su mirada aún me sigue pesando. Tanto como sus palabras.