Desde hace un par de semanas tengo la neurona a tiempo parcial. A veces, ni eso. Las musas, que son así de caprichosas. Como me ocurrió ayer. Creí haber encontrado un tema salvador que contar en esta tribuna que tan gentilmente me cede Culturamas. Una trivialidad, pero al menos serviría para salir del paso.
¿Cómo se escribe una novela?
A fuerza de ser justos, no tenía ni idea sobre qué escribir esta semana. Servidor no se ocupa de pagos en negro, sobres, políticos y demás escenas circenses –que el honrado gremio de trabajadores de espectáculos ambulantes me perdone por tan cruel comparación-, porque el tiempo que tiene para pergeñar estas cuatro letras es escaso.
Aquel Carlo Pedersoli
Uno rinde pleitesía a sus mitos, que son unos pocos, siempre que puede. Literatura, cine y música. Lo común.
Un viaje en el metro
Un vagón del metro. Lo mismo da Madrid que Barcelona, Bilbao o Valencia. Nueve de la mañana. Hora punta. Murmullos y conversaciones apagadas por el traqueteo del convoy. Y una mano que cuelga de la barandilla.
Aquí, un amigo
Hace más de una semana volví a embarcarme en la apasionante aventura de escribir una novela. Atrás quedan intensos meses de documentación, de búsqueda de datos, libros y apuntes que recreen la atmósfera deseada.
‘El perdío’
Me la contaron tal cual hace unos años. Una historia real, tan real como la vida misma. Por razones que me reservo, omito el lugar donde aconteció y quién fue su protagonista. Sólo haré referencia al apodo con el que desde entonces se conoce a su protagonista, ‘El perdío‘. Quien quiera creerla, que lo haga;
Sobre los procesos de documentación y demás
Tema peliagudo este, sin duda. Porque cada maestrillo tiene su librillo; y algunos, hasta enciclopedias. Escandalosamente voluminosas. Alguna que otra he visto. Lo cual no es bueno ni malo, sino simplemente una muestra de su maestría a la hora de afrontar ese reto tan apasionante que es un folio en blanco.
Notas sobre el fin del mundo
Si los mayas no la cagan, el próximo viernes más de uno verá cumplidos algunos de sus mejores sueños. A saber: no volver a ver al pelma del cuñado, no tener más hipoteca que pese sobre su cabeza, o incluso ciscarse en la santa madre de cierta gente, personaje o situación, y proclamarlo sin temor
Y tú, ¿por qué escribes?
En más de una ocasión me han hecho esta pregunta. Lo mismo te habrá ocurrido a ti, que entras en esta bitácora a menudo, a veces sin pretender más que un vago entretenimiento. O incluso puede que lo hagas también para encontrar esa respuesta. Respuestas infinitamente variadas; tantas como escritores puedan existir. Los motivos, son
Un grandísimo cabrón
Tengo miedo a ciertas cosas, según el lugar y la época. Como todos, que aquí de boquilla andamos muy sobrados de valentía. El que hoy me ocupa reaparece siniestro cada tres años, aproximadamente. Sin fecha fija. Así de chulo es mi primo.