Tengo miedo a ciertas cosas, según el lugar y la época. Como todos, que aquí de boquilla andamos muy sobrados de valentía. El que hoy me ocupa reaparece siniestro cada tres años, aproximadamente. Sin fecha fija. Así de chulo es mi primo.
Eso sí, se lo curra que da gusto. Y por mucho que intente evitarlo, ahí está. No falla. Como un reloj. Casi diría que me espera, saboreando el instante. Y lo que le gusta. Sabe cuándo manifestarse y en qué momento. Y lo que es peor, es experto en devastar mi interior. ¿Que cuál es ese miedo tan espantoso, tan atroz del que hablo? Sólo de pensar en él ya se me eriza el vello. Porque sabe que voy a hablar de él, y lo disfruta a lo grande. El peor instante, el del reencuentro. Y él, que es listo, demasiado, se aprovecha de mi debilidad. Tan inteligente es que, incluso aún sabiendo que dejará de provocarme semejante desasosiego en nada, casi, cuando haya aprendido a amaestrarlo, se ríe desafiante. Pero lo logra, el muy rufián. Me mira y aprieta los dientes, espetando con gravedad: ¡“A ver si te atreves a desafiarme si tienes lo que tienes que tener!”.
Muy mala gente, el colega. Un enemigo que te observa con mirada firme y calculadora. Hasta que te armas de valor, aspiras con fuerza, tomas una buena ración de aire y te aproximas a él remangándote para dejar desnudas tus muñecas. Estudiándolo con determinación; avisando de que no te vas a echar atrás y que vas a por él. Con dos cojones.
Y es entonces cuando se inicia el combate con ese enemigo encarnizado. A cara de perro. Sangriento a más no poder. Me ahorro detalles, pero pasados unos minutos, alguna hora a lo sumo, luego te das cuenta de que no era para tanto. Y entonces sonríes satisfecho, relajándote. Has vuelto a ganar. Pero en tu cabeza, ahí, se refugia astutamente ese miedo. Esperando nuevamente su oportunidad. Que volverá a llegar. Y él no lo duda.
Ese enemigo es el folio en blanco. Un grandísimo cabrón, lo juro.
No te puedes ni imaginar la de veces que he huido de ese cabrón. Procrastinación lo llaman. Cuántas veces a punto de enfrentarme a él, se me ha ocurrido bajar a los perrós. Cuántas veces antes de echarle un par de pelotas y enfrentarme, me he acordado de que tenía que hacer compra. Cuántas veces antes del crítico instante en que iba a desafiarle con todo, me he dicho, voy a correr, o a boxear un rato y empiezo. ¿Cuántas veces? Ahora lo hago menos, me agarro del cuello de la camisa y me subo y me siento y lo enciendo. Me acuerdo mucho de la frase de Picasso “No sé cuándo me vendrá la inspiración, sólo espero que me pille trabajando”.
Y espero que así sea, François. Que las palabras del gran maestro Picasso te sean fieles compañeras.
Un saludo.
Hoy ando corta de entendimiento. ¿Cuál fue el miedo? ¿Cuál es ese medio que reaparece? ¿Miedo a qué fue?
Al folio en blanco, Cecilia. Ese es el miedo. Y no hay peor enemigo para un escritor que ese.
Un saludo.
Desde que existe la computadora como elemento para escribir, lo dicho a desaparecido de mi vida. Pongo música o veo las noticias QUE ME MANDAN LOS COLEGAS O AMIGOS. No creo que sea un problema, recuerdo lo que me dijo una amiga: “lo principal es que tengas algo que decir”. Por este motivo dejé de escribir hace dos meses y ahora lo retomo con placer. Las ideas se gastan y escribir no es un oficio adquirible. /Un abrazo.
Me alegro de que hayas vuelto a escribir, Paulus.
Un saludo y gracias por compartir tus inquietudes.
Mi enemigo es contrario al tuyo. De hecho, se metía en mi cabeza y tenía que dejarlo todo para dejarle hablar a él, era jovencita y ya me sucedía, luego con muchas obligaciones, continuó ocurriendo, ahora hace aproximadamente un més. tengo por fin tiempo, y lo lleno hablando con vosotros “linkeros” porqué estoy segura de que mi folio nunca estará en blanco.
Puede suceder, que cuando decida de veras llenar ese folio blanco, entonces venga. De momento, no me pasa.
Saludos. Por cierto, he de engancharme a culturamas. Calma de momento. Que ésto es una vorágine.
Con calma, Esther. Siempre con mucha calma. Que sea el momento el que te invite, nunca fuerces la situación. Y verás como nunca ese folio estará en blanco.
Un saludo y gracias por compartir tus impresiones.
[…] ha llegado el momento de afrontarla. También de preparación para ese momento. El mismo al que me referí en esta bitácora no hace mucho, y que en esta ocasión se comportó como digno y leal adversario. […]
[…] que recreen la atmósfera deseada.También de preparación para ese momento. El mismo al que me referí en esta bitácora no hace mucho, y que en esta ocasión se comportó como digno y leal adversario. […]