De todos es sabido que el Diablo es maestro del engaño y que tiene siempre a mano la máscara propicia para hacernos caer en la oscuridad de la mentira. Su ardid es el disfraz y vive feliz su mejor carnaval desde que encontró el sutil maquillaje de la estadística. Qué me perdonen mis amigos estadísticos
Tartas y lana
La inteligencia progresa por un estrecho sendero de circulación en ambos sentidos. Uno de ellos es el de hallar las sutiles diferencias en las cosas, en los días, en los hechos, también en los sentimientos. El otro es el de descubrir las insospechadas relaciones que, ocultas bajo la capa de polvo de lo acostumbrado, se