Que la risa es un rasgo propio de los seres humanos, lo sabía hasta Unamuno –de quien se decía que cuando se le lee, se le oye hasta toser-. La risa, incluso, puede definirnos como humanos, es decir que en la risa, y también en el llanto, reside esa peculiaridad de nuestra naturaleza que nos hace precisamente humanos, nuestra diferencia específica, lo que nos diferencia del género “animal” y nos convierte en especie “humano”.
La risa es signo de inteligencia de comprensión del mundo, de darse cuenta de que la realidad siempre tiene varios planos. Sin esta condición no es posible la risa, por eso no suele darse en los fanáticos, que siempre ven el mundo por la estrecha abertura de una cerradura, la suya.
La risa es señal de compasión, de empatía, de quien se pone en lugar del otro y lo comprende, por eso la risa es totalmente ajena a los psicópatas, a los sociópatas, éstos no pueden reírse porque son incapaces de sentir como el otro, los demás, sus semejantes.
La risa es indicio de que existe libertad. “La risa libera al aldeano y da miedo al diablo” Porque la risa subvierte el orden establecido, libera. Quien se ríe es libre, por eso la risa es perseguida en las dictaduras y hace tan poca gracia a los tiranos.
La risa, como todo lo humano, también admite grados y expresiones, manifestaciones y sentidos. En hebreo se distingue entre sakhaq que es la risa feliz, de la iaag, que es una risa burlona, denigrante, la del poderoso que se ríe del débil o la del sano que ridiculiza al enfermo. En griego también tenemos la gelao, que es reír de alegría, verbo que también significa brillar, resplandecer, y la katagelao, que es una risa hiriente, humillante, del que cae.
Allá cada uno con su risa, no seré yo quien ponga puertas a este mar de carcajadas, y que cada uno haga el uso que prefiera y ríase de lo que quiera. Faltaría más. Yo sólo señalo esta diferencia etimológica de risas y de bromas. Pero sin duda, estaremos de acuerdo en que, si tenemos que elegir entre asaltar la sede de una revista y cargarnos a tiros a unos cuantos periodistas y a los peligrosos usuarios de un supermercado o bien, convocar un Concurso Internacional de Caricaturas sobre el Holocausto, como ha hecho el gobierno de Irán -“con el fin de desafiar la honestidad de los países occidentales sobre la libertad de expresión”-, es más divertida esta segunda opción y además el primer premio está dotado con 12.000 dólares. Así que menos armas y más chistes.
Salud