“Apenas amanezca hazte en tu interior estas consideraciones”. Es noche cerrada cuando me levanto. Me gusta madrugar cuando nadie me lo impone, cuando es mi elección. Ni un ruido, ninguna distracción. Hasta los ratones duermen y las últimas moscas que insistían en vivir no superaron la semana pasada. Es el momento perfecto para releer estas meditaciones, antes del amanecer. “Tropezaré con algún entrometido, con algún ingrato, con algún insolente, con un doloso, un envidioso, un egoísta”. Así comenzaba Marco Aurelio el día, haciéndose la cuenta de lo que se iba a encontrar, pero sabiendo que, todos estos males -la ingratitud, la envidia, la insolencia, el egoísmo- les sobrevenían a los seres humanos por ignorancia. Marco Aurelio, emperador de Roma, escribía cada noche en su tienda de campaña, en el campamento de Carnuto, durante la larga y sangrienta guerra que libraba contra los germanos, a orillas del Rin, sabía que no podía enfadarse con ninguno de ellos pues él mismo participaba de su misma naturaleza, que con los hombres más deleznables compartía la misma inteligencia y chispa, pariente de todos ellos, de sus semejantes, no podía recibir afrenta de ninguno, ni ninguno mancharle con su infamia. Era el hombre más poderoso del mundo, señor de vida y muerte sobre millones de súbditos, pero sabía que nada en su naturaleza humana le diferenciaba del más mísero de sus siervos. Los dos últimos representantes de la escuela estoica fueron él, emperador, y Epicteto, esclavo. Ambos sabían que el ser humano no puede enojarse contra su pariente “ni aborrecerle, puesto que hemos sido creados para ayudarnos mutuamente, como lo hacen los pies, las manos, los párpados, los dos órdenes de dientes, el superior y el inferior”. Va saliendo el día, aunque la helada permanecerá durante la mañana. Oigo ruidos humanos por la casa, alguno ya se ha levantado. Cierro el libro, retengo en la lengua la conclusión a la que llega Marco Aurelio, pero preferiría conservarla en la memoria y grabarla en el ánimo: Obrar, pues, como adversarios los unos de los otros es ir contra la naturaleza. Y es tratar a alguien de adversario el hecho de indignarse o apartarse de él. Les deseo una feliz Navidad, de corazón. Salud www.oscarmprieto.com
La historia más bella de la Tierra
Nada propicia más el desprecio que la ignorancia, el desconocimiento. Sólo valoramos aquello de lo que conocemos su valor y no siempre. Quizás por esto, por ignorancia de todos los azares y vicisitudes que tuvieron que darse, implicando para ello a descomunales fuerzas cósmicas, para que surgiera la vida en nuestro planeta Tierra, quizás por
Dios reconocerá a los suyos
“Perdonar a los terroristas es cosa de Dios. Enviarlos con Él es cosa mía”. No lo dijo en público, si no después de la rueda de prensa, en privado, lo cual le da más valor y veracidad. No albergo duda de que es esta su determinación, pues no tenía que engañar a nadie, lo dijo
Felices los felices
La felicidad, ese objetivo escurridizo al que parece que estamos abocados desde la intimidad de nuestro código genético, o al menos esto es de lo que pretenden convencernos los anunciantes de cremas depilatorias unisex, de limpiabaños o de coches que convierten cada atasco matutino en un viaje al paraíso. Personalmente, no creo en la felicidad
Cambios de hora
Me pregunto si los gorriones se han dado cuenta del cambio de hora. Los veo en las ramas del abedul, con esa ligereza suya, que a uno le entran ganas de hacerse diminuto, de que le salgan alas, para poder saltar sin quebrar rama alguna, tan sólo cimbrearlas. Pican con sus pequeños picos las hojas
Obejtivo de todos
Sin puerto de destino nunca hay viento favorable. Así nos dice Montaigne en sus Pensamientos, uno de los libros más deliciosos que jamás se han escrito, un sabio y amable compañero de viaje. Si no sabemos dónde dirigirnos, si no tenemos un objetivo decidido, nuestros esfuerzos o bien son vanos o, en el mejor de
Duelos
La administración de justicia, que no es lo mismo que hacer justicia, siempre ha sido uno de los atributos del poder, de sacerdotes, reyes, emperadores y finalmente de los Estados modernos que, junto con el monopolio de la violencia, acapararon los nombramientos de jueces y sus juzgados fueron la única vía competente para juzgar. Nadie
El planeta de los simios
Hace muchos años que vi aquella película en la que Charlton Heston era perseguido en un mundo dominado por los simios. “El planeta de los simios” se titulaba. No recuerdo nada de la trama pero sí el impacto que me provoco aquella inversión de papeles, en el que los seres humanos eran tratados como animales
Nombres
En España, no sólo la cigüeña negra, el lince ibérico, el urogallo, el quebrantahuesos, el oso pardo o la tortuga mora están en peligro de extinción, también lo están los nombres, muchos nombres propios, que durante siglos sirvieron para nombrar a nuestros antepasados, transmitiéndose de padres a hijos, por generaciones y generaciones, como un vínculo
Todo es alternancia
El pasado domingo, mientras en España se votaba, en la ciudad de Roma, los bomberos tiraban miles de pétalos de rosas rojas por el óculo de la cúpula del Panteón, un espectáculo maravilloso, con el que tradicionalmente se celebra la festividad de Pentecostés. Digo que en España se votaba y no que se elegía a