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Revolución

La puta crisis y sus hermanos navajeros los recortes, se han convertido en los cabezas de turcos perfectos para cargar con todas las culpas y justificar cualquier asalto y tropelía de la clase gobernante. Sin embargo, la desaparición primero del Latín, luego de la Filosofía y ahora de la Música, de los planes de estudio, así como el afán de convertir en residual todo aquello que tenga que ver con una formación humanista –Historia, Literatura, Arte- que ha caracterizado a los gobiernos de distinto color y condición,  nada tiene que ver con la crisis, con la crisis económica, me refiero. Se trata más bien de una estrategia, que incluso temo que sea inconsciente –pues de otra manera exigiría de cabezas pensantes y dudo que haya alguna de éstas entre éstos-, que persigue privar al individuo de aquellos vínculos con la humanidad, puentes con el pasado, con los logros artísticos y con las mentes más preclaras, herencia a la que todos tenemos derecho y que nos permite comprendernos mejor a nosotros mismos, a nuestros semejantes y el mundo en el que vivimos.

Esta, comprendernos mejor, es la gran riqueza del legado cultural que poco a poco va desapareciendo de la vida cotidiana y también de escuelas y de universidades. Porque es más fácil controlar a un individuo aislado, despojado de la brújula de los conocimientos que le permitirían conocer su lugar en el mundo; es más sencillo gobernar una sociedad de individuos aislados, ignorantes de su condición, del patrimonio espiritual que deberían recibir y a su vez transmitir a sus descendientes; es, definitivamente, menos exigente para los dirigentes, satisfacer las demandas de una sociedad que, habiendo sido privada de una verdadera educación, vive convencida de que el único patrimonio existente es el material.

“Virtud y Filosofía/ peregrinan como ciegos/ el uno se lleva al otro/ llorando van y pidiendo” se lamentaba el genio de Lope de Vega.

Ya que no podemos esperar nada desde lo institucional –enemigos declarados o soterrados de la cultura, entendiendo por cultura todo aquello que nos hace mejores, que nos hace crecer- hagámoslo nosotros mismos, sí, una revolución. Salgamos a la calle a leer, discutamos en los cafés sobre Blas de Lezo (“Todo buen español debería orinar siempre mirando hacia Inglaterra”), o sobre el “argumento de la apuesta” de Pascal. Pongamos de moda la cultura. Dejemos a un lado la ropa vintage y las barbas y pongamos de moda los museos, escuchar a Bach y las Meditaciones de Marco Aurelio. Que la cultura sea lo más guay, lo verdaderamente último, lo más fashion, lo más moderno. Pero ojo con esto, no acabemos poniendo batería a Mozart o El Quijote en cómic. No se trata de rebajar, más bien de crecer.

Toda revolución comienza por uno mismo, utilicemos todas las armas que tengamos a nuestro alcance. En la puerta de mi despacho, tengo colgada esta cita de John Waters: “Necesitamos hacer que los libros molen de nuevo. Si vas a casa de alguien y no tiene libros, no te lo folles”.Puede ser un comienzo. Todos ganaremos.

Nada hay más revolucionario que un ser humano que piensa e intenta comprenderse así mismo y a sus semejantes.

Salud

www.oscarmprieto.com

 
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4 de respuestas

  1. Miguel A

    Me reconforta enormemente leer su post, acertado en su forma (por lo sencillo y directo que resulta) y contenido (por lo acertado del mensaje). Soy seguidor de varios blogs de la plataforma, y este post suyo que acabo de leer me reconforta (como acabo de confesarle) También gusto de comentar los post, no con ánimo de “apuntillar”, aunque así pudiera parecer; y este suyo no ha de ser menos en cuanto a este gusto raro que tengo por comentar.

    Poco se puede añadir a lo acertado de su propuesta, pero si quisiera sintetizar la inquietud que ambos parecemos compartir. Yo me aventuraría más aún, animaría al respetable a pensar, en todo momento y ante cualquier mensaje que nos llegue. Esta cultura individualista a la que nos estamos convirtiendo nos está transformando en “autómatas conductuales”, cuya prioridad es la velocidad de acción y no la eficacia de la misma. ¿Para qué vamos a perder el tiempo en analizar el contenido de un mensaje que nos llega, si el emisor del mismo resulta una fuente de total confianza, si es licenciado/doctorado en “chiripitaflaúticas” materias, si es bello entre los bellos, si es iluminado entre los iluminados?. Nos quedamos en la superficie, en el envoltorio del regalo y olvidamos que lo bueno, lo que nos enriquece, lo que nos dará la clave del mensaje, está dentro de éste. Nos quedamos anclados en las claves externas y situacionales, obviando analizar el mensaje. Es por ello que somos víctimas de engaños, decepciones, y sorpresas desagradables. Si caminamos por la vida atentos a quien nos rodea, comprobamos la cantidad de personas que dice sentirse decepcionada con alguien o algo, que no es lo que esperaba, que no es lo que aparentaba. Hagámoslo, requiere esfuerzo, requiere tiempo, requiere capacidad, pero el resultado merece todo ello.

    Por todo esto, me atrevo a añadir a su propuesta, que no nos limitemos sólo a debatir y opinar sobre nuestro rico y olvidado patrimonio cultural (necesario e enriquecedor), que nos paremos ante la avalancha de mensajes que nos llegan a diario, desde cualquier emisor -amigo, conocido, compañero, jefe, medio de comunicación..-, pensemos sobre lo que nos muestran mediante sus actos y sus palabras, no las premeditadas -esas que se piensan para adornar lo que se es, con ánimo de impresionar-, las que salen del alma, del “ELLO” que bautizó el hoy controvertido Freud. Convirtámonos en receptores activos y reactivos, no en meros procesadores pasivos con simples algoritmos de síntesis, dispuestos a la acción analizando sólo claves externas y simples. Iniciemos una revolución pensante, pongamos en marcha esos circuitos neurales, adormecidos por el bálsamo social y cultural. No requiere conocimientos previos, sólo una firme intención de llegar a la conclusión por uno mismo y no inducido directa o indirectamente por las claves que envuelven al mensaje.

    Ahora si, me siento completamente reconfortado. Gracias, compañero revolucionario.

  2. Mari Luz

    Muy interesante el post de esta semana e interesantísimo también el comentario de Miguel A. Totalmente de acuerdo, a los dirigentes no les interesa que la gente abra sus mentes y se cuestionen cosas, nos llevan como corderitos a no se donde, manipulandonos por los medios de comunicación, por el fútbol y un sin fin de cosas más y de lo que de verdad no nos damos cuenta, que el verdadero poder reside dentro de nosotros mismos. Yo sin conocimientos previos de ningún tipo, simplemente de mi profesión, cada día me doy cuenta que de lo q realmente quiero aprender es de los q me rodean, de los que no me quieren, de los q me quieren, de todo el mundo, de la vida. Que. más da lo q uno hace, lo q uno estudia, si lo importante es vivir. En el mundo yo veo personas, no títulos.

    • Miguel A

      “Dale a un hombre hambriento un plato de comida y comerá un día; dale herramientas de cultivo, tierra y agua, y comerá él y su familia durante un año”

      Un pensamiento, un buen pensamiento ajeno da para opinar, para adherirse a él, para aprenderlo, para memorizarlo, para hacérselo memorizar a otros. Entretiene la mente del hambriento de conocimiento, pero no la alimenta. Incita a ello, motiva; pero llevado como tal, no deja de ser un simple adoctrinamiento. Yo invito a la lectura pero, sobretodo y ante todo, impongo el razonamiento de lo que se lee. Leer es fácil, comprender lo leído también, el problema es conseguir pensar en ello sin tener en cuenta las conclusiones, que todo texto da, quizás demasiado pronto para dificultar el libre pensamiento, el original, y por tanto, el que supone un avance cultural. Si sólo nos deleitamos y autocomplacemos con lo ya sabido, no avanza ni la persona, ni con ella la humanidad. Si Aristóteles se hubiera limitado a proclamar las glorias de Platón, lo mismo no hubiera existido nunca el concepto de túbula rasa que tan prolíficas controversias ha causado en filosofía y otras ciencias sociales, y ahora de la Salud. De la discusión bien encauzada siempre nace algo bueno, de la autocomplacencia lectora sólo surgen egos autoensalzados. Una persona que piensa, sin tener en cuenta claves situacionales, es mucho más difícil de influir que quien de antemano se fija en el conjunto ornamental añadido (consciente o inconscientemente), esto es una ley universal que rige el comportamiento animal (y por ende humano), se conoce y se explota en TODOS los ámbitos de la vida.

      Dulce M Luz, nunca pierda esa ilusión por conocer, ni la dulzura de quien abiertamente admite no conocer, pues justo esa actitud es la que le va a permitir adquirir el conocimiento. Quien se pasa la vida mirando hacia dentro de sí misma y preocupada por la imagen que transmite, se pierde lo único que realmente tiene, que además le ha sido prestado, y no es suyo,…. se pierde la vida. Lo que si voy a permitirme corregirle, siempre con su permiso, es que nunca diga que no tiene conocimientos previos. No sé cuánto, pero vd. tiene unos años en esta vida, durante cada uno de esos días de esos años, su propio vivir y alguien cercano le habrá aportado a su persona un avance (imposible sin esa humildad que muestra), algo que le ha traído hasta hoy, hasta el punto dónde se encuentra, hasta el momento donde su fabulosa humildad le ha permitido escribir “Yo sin conocimientos previos de ningún tipo, simplemente de mi profesión… “. Algo que poca gente podría atreverse a escribir en un blog de “culturetas” recalcitrantes, entre los que me incluyo. Créame, no dudo ni por un momento, que habrá quien se beneficie de esos conocimientos que vd. no cree poseer. Su intervención es un soplo de aire fresco, sin aditivos. Sencillamente, ES USTED, encantado de conocerla.

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