Que al poder le gusta escuchar, estar al tanto de lo que traman sus gobernados, es algo que va en la doble hélice genética de los gobiernos. Ni siquiera debe atribuirse al pernicioso vicio del cotilleo y hasta es concebible que el único interés que lleva a los gobiernos a poner los oídos sea la seguridad. Aunque llegados aquí, ya no tengo tan claro si se refiere a la seguridad del príncipe que detenta el poder o a la de sus súbditos. Habrá de todo, supongo, pero si me obligan a elegir…
Es por esto, por ser tan antiguo como el mundo, que me sorprende el revuelo que se ha montado por las revelaciones que han hecho los periódicos The Washington Post y The Guardian, que yo me desayuno en El País y que se podrían resumir así:
“La Agencia de Seguridad Nacional (NSA) y el FBI han tenido acceso directo y de manera secreta a los servidores de gigantes tecnológicos como Microsoft, Google, Apple o Facebook desde los que han obtenido datos de sus usuarios que les permiten analizar y controlar sus movimientos y contactos […] Todas las compañías cooperaron de manera consciente en esta iniciativa que se lleva desarrollando desde 2007 […] El programa secreto fue bautizado como PRISM y permite a la NSA recopilar el contenido de los correos electrónicos, de los archivos enviados o de las conversaciones de chat, audios, vídeos y fotografías”.
Hay que reconocer que no le faltaba ingenio a quien eligió el nombre del programa secreto: PRISM. En este mundo traidor nada es verdad ni es mentira, todo es según el color del prisma con que lo miras.
Decía unas líneas más arriba que este interés por estar al corriente de lo que se dice o se escribe es tan antiguo como el mundo. Dionisio, tirano de Siracusa, en el año 413 adC. encerró en las canteras de la ciudad a los prisioneros atenienses para obligarles a trabajar la piedra. Por suerte para él –pues es bien sabido de todos que de los prisioneros uno nunca se puede fiar, ya que siempre andan tramando planes de fuga o conspiraciones-, en aquellas canteras de piedra caliza se formaban cuevas, algunas naturales, con unas condiciones acústicas que, según cuenta la leyenda, le permitían estar al tanto de todos los planes y conjuras contra él. Por suerte para él y para desgracia de sus prisioneros, pues antes de que tuvieran tiempo de llevarlos a cabo eran torturados y ejecutados.
Muchos siglos después, sería Caravaggio –para mí uno de los pintores más geniales que jamás han existido- quien le daría nombre a una de estas cavernas a la más famosa: “La oreja de Dionisio”. Y con este nombre se la conoce hasta el día de hoy.
El poder escucha y nosotros hablamos demasiado, pues si es difícil descubrir un secreto, es mucho más difícil guardarlo. Pero como de todo debemos intentar extraer lo positivo, también de este celo de los poderosos y de sus servicios secretos por conocer nuestras conversaciones y correos podemos deducir una interesante conclusión que, de llevarla a la práctica, sería enormemente beneficiosa para nosotros. Aparte, por supuesto, de que siempre es agradable saber que alguien nos escucha.
Os dejo que lo penséis un poco. Os la contaré el próximo martes.
Salud
Oscar M. Prieto
Exacto, siempre es agradable saber que alguien nos escucha. Los servicios secretos tienen más corazón que mi mujer, que habla, habla y habla, auqnue no sé qué dice porque yo tampoco la escucho. Menos mal que nos quedan el FBI y la NSA.
El que el poder escuche se puede usar en su contra, no sería la primera vez en la historia que se hace correr un rumor para poder sorprender al que manda. Por otro lado esto nos lleva a que lo importante se ha de decir cara a cara y frente a la persona a la que se dirige el mensaje, si es que no quieres que antes se enteren otros. Recordar la maxima que si quieres que algo sea secreto, no se lo cuents a nadie, y en caso contrario el mejor secreto es el que conoce todo el mundo.
El poder siempre está detrás del gobernado. No conozco ningún gobierno que cuando llega al poder no controle los medios. Eso va inscrito en el ADN del político.
Un abrazo Óscar.
De “dimes y diretes” está uno cansado; el arte de cotillear asuntos ajenos siempre ha existido y si se trata de los que tienen “la mano por la sartén” entonces… imagina lo que puede suceder.
Prefiero creer que de momento no nos controlan tanto, sino será mejor empezar a verse en persona y recorrer los kilómetros a pie…
Fuera de bromas; el post está bien y te hace reflexionar, dentro de poco los secretos dejarán de serlo y estaremos al descubierto para bien, eso espero.
A pesar de todo, prefiero ser optimista y pensar que la sangre no llegue al río.
Un saludo, chao, buen verano.
Cada vez estoy más convencida, que son cuatro los que mueven los hilos y que nosotros somos marionetas en sus manos.¡¡Ese es el poder!!!, aunque también creo que bien gestionado la cosa sería diferente. Saludos y espero q hayas tenido éxitos en tus exámenes.
Bueno
Y muy oportuno.
Eso del ojo que todo lo ve es tan antiguo como el mundo, como igual de antiguo es que los que mandan quieran saber lo que la gente va diciendo por ahí, y da igual que manden mucho o poco, pues en este sentido el tamaño de la parcela de poder no importa. Parece ser que como los gobernantes están ya un poco aburridos de conocer al dedillo todo lo que hacen y largan sus súbditos, están intentando averiguar lo que piensan en tiempo real. ¡Y, sin duda, lo conseguirán!
¡Aupa la Caja!