En el nº 8 de la Avenida de Séneca, todos teníamos un casillero con el número de nuestra habitación. Cada mañana, al volver de la Facultad –quien hubiera ido a la Facultad- o al bajar a comer –algunos recién levantados-, como un gesto adquirido, mirábamos por encima del mostrador de madera si teníamos algo en
LA OREJA DE DIONISIO
Que al poder le gusta escuchar, estar al tanto de lo que traman sus gobernados, es algo que va en la doble hélice genética de los gobiernos. Ni siquiera debe atribuirse al pernicioso vicio del cotilleo y hasta es concebible que el único interés que lleva a los gobiernos a poner los oídos sea la
DE EL VINO Y DE LAS LEYES (III) Y FIN (NO ERA MI INTENCIÓN)
“¡Quiero salir! ¡Y vuelven a meterme!” Exclama con rabia Michael Corleone. Con el dolor de quien acaba de comprender lo inexorable e inevitable del destino. De su destino. El Padrino de Coppola prolonga el mismo grito que, muchos siglos antes, había comenzado Sófocles al escribir la tragedia de Edipo –Edipo Rey y Edipo en Colono-.