“Antes el deber que la devoción” es uno de esos tópicos, lugares comunes, que nunca cuestionamos y quizás deberíamos poner en cuarentena antes de asomarnos a pronunciarlos. Otro día, tal vez. Hoy son otros los deberes que me apremian. Por un lado tengo que examinarme de Historia Medieval de España y por otro tengo el compromiso de cada martes con esta Caja nuestra que nos lleva y nos trae. ¿Qué hacer? Por otra parte, según se mire (otro día quizás también sería interesante hablar sobre ópticas y perspectivas) estos mismos deberes también podrían clasificarse perfectamente como devociones, pues la Historia la estudio por placer (aunque algún malvado insiste en que se trata de otra fórmula más a la que me entrego para matar el tiempo) y La Caja es la alegría semanal de entrar en contacto con vosotros.
Ojalá todos los problemas fueran tan sencillos. En realidad no tengo que elegir. Puedo hacer las dos cosas a la vez ¿Qué mejor que hacer de esta Caja un rápido repaso a una de las posibles preguntas del examen? Sí, creo que esto es lo que voy a hacer.
Ante tanto revuelo que se está levantando con la reforma de la Justicia –aunque la Justicia, por definición no puede reformarse-, yo sólo diré que la Justicia debe de ser independiente –que no ciega- y rápida. Una Justicia dependiente, es decir, con la venda levantada para así poder hacer acepción de personas, inclinando la balanza a un lado u otro en función de quién sea el acusado, y una justicia lenta, que prolonga el calvario, incluso en años, arrastrándose por los pasillos de las distintas instancias judiciales, es una contradicción en los términos. Por lo que deberíamos hablar, si es lenta y no es independiente, más que de Justicia, de injusticia. Así que, tal vez hayamos entendido mal, y sea una reforma de la injusticia la que andan tramando desde el Ministerio de la cosa.
Sin embargo no siempre fue así o no todos los tribunales han adolecido de los vicios señalados. Y esto bien lo sabían los hermanos Carvajal, que queriendo justicia fue a otro tribunal al que apelaron. Esta es su historia, ocurrida en los primeros años del siglo XIV.
Los hermanos Carvajal, Pedro y Juan, fueron acusados de asesinar al caballero Juan Alonso de Benavides, a quien quería mucho el rey. Según cuentan las crónicas, el rey, Fernando IV, usando de rigurosa justicia, fizo prender a ambos hermanos, y despeñar de la Peña de Martos. Pero Juan y Pedro, clamaban por lo injusto de su muerte, alegando su inocencia, hasta el punto de que
antes que los despeñasen dixeron que Dios era testigo y sabía la verdad que no eran culpantes en aquella muerte que les oponían, y que pues el Rey los mandaba despeñar y matar a sin razón, que lo emplazaban de aquel día que ellos morían en treinta días que paresciesse con ellos a juicio ante Dios. Los escuderos fueron despeñados y muertos, y el rey Don Fernando vino a Jaén. Eacaesció que dos días antes que se compliese el plazo se sintió enojado, comió carne y bebió vino. Como el día del plazo de los treinta días que los escuderos que mató le emplazaron se compliesse, queriendo partir para Alcaudete, que su hermano el Infante Don Pedro havía a los Moros tomado, comió temprano, y acostosse a dormir en la siesta, que era en verano; acaesció assí que quando fueron para le despertar, halláronlo muerto en la cama, que ninguno no le vido morir.
Desde entonces, este rey Fernando, ha pasado a la historia como El Emplazado, puesto que fue emplazado a presentarse al juicio divino antes de 30 días y, a punto de cumplirse el plazo, allí se presentó. Cuando leo esta historia me digo a mí mismo: Eso sí que es un juicio rápido. Un juicio rápido, pues en menos de un mes estaba visto y sentenciado el caso. Y también independiente, pues como dice el Deuteronomio 10:17: “el Señor vuestro Dios es Dios de dioses y Señor de señores, Dios grande, poderoso y temible que no hace acepción de personas ni acepta soborno”.
No es el único caso que la Historia nos ha conservado. Jacques de Molay, último gran maestre de la Orden del Templo, antes de achicharrarse en las llamas de la hoguera, también emplazó a todo un rey de Francia y al papa de Roma que lo habían condenado: “Clemente, y tú también Felipe, traidores a la palabra dada, ¡os emplazo a los dos ante el Tribunal de Dios!… A ti, Clemente, antes de cuarenta días, y a ti, Felipe, dentro de este año…”.
Cuánto podríamos aprender de la Historia y no lo hacemos por desconocerla. Y me temo que con esa otra reforma de la cosa educativa, vamos a seguir ayunos de la misma. Tengo el tiempo justo para el último repaso, así que regresando al inicio, mejor que antes del deber la devoción, me quedo con el consejo del viejo Zarathustra:
“El tú debes, debe ser vencido por el yo quiero”.
Salud
Ps: Estrenamos hoy carátula en La Caja y agradecemos desde aquí la generosidad y al ingenio de Casildacasi.
Hola Óscar, suerte con el examen, además si lo estudias por que te gusta te saldrá genial.
Con la Justicia hemos topado… se supone que es independiente entre otras cosas… más bien creo en los “hombres justos”, en la justicia hoy por hoy tengo mis dudas…
Respecto a la educación y sus constantes recortes y cambios… veremos en lo que depara el asunto.
Ahora sólo queda ser optimistas y luchar por una sociedad mejor.
Chao, besos.
Estoy de acuerdo con que la justicia “humana” ha de ser rápida. Pero la mejor justicia es la que no se ha de aplicar nunca. Existen otros tipos de justicia a los que haces referencia, como la justicia “divina”. En cualquier caso siempre, suele ser, la forma de resarcirse de algún daño peronal (ya sea en lo físico, material o espiritual).Suerte con la Historia medieval, ya sea alta, plena o baja, no sabía que estabas estudiando Historia, pero evidentemente es el complemento natural a lo que ya has estudiado, disfrútala que es muy enriquecedora.
A mi “juicio”, creo que quien tiene todo el derecho de juzgarnos es el de ahí arriba. El problema está que en lo que se ha convertido el mundo tiene un montòn de trabajo, pero confio q a cada uno le dará lo que se merece. Me encantan que nos traslades tus conocimientos de historia y filosofìa a esta caja, donde ya me siento parte de ella. Mucha suerte en el examen, aunque más bien creo en el esfuerzo, no en la suerte. Saludos
Me parece genial tu comentario. La justicias en este mundo no es todo lo justa que debiera.
Ojalá tengas mucha suerte con la Historia Medieval.
Recuerdo con gratitud los cafés que tomamos con Toño Calvo en la cafetería de Derecho de la Complutense no hace muchos años. A lo largo de la vida se dan esas agradables casualidades.
Mucha suerte con el examen.
Un abrazo.
Óscar,
Después de leer tu Caja vuelvo al libro que me tiene enfrascado estos días: Los viajes de Gulliver. Y me encuentro de pronto (en la Parte IV, Viaje al país de los Houyhnhnms) con estas perlas:
“Asimismo le expliqué que nuestros jueces y abogados tienen una jerga particular para su uso, que ninguno de los demás mortales puede entender, y en la cual están escritas todas las leyes, que los abogados se cuidan muy especialmente de multiplicar. Con lo que han conseguido confundir totalmente la esencia misma de la verdad y la mentira, la razón y la sinrazón, de tal modo que se tardará treinta años en decidir si el campo que me han legado mis antepasados durante seis generaciones me pertenece a mí o a un extraño que lo reclama de pronto desde trescientas millas de distancia.”
“En los procesos de personas acusadas de crímenes contra el Estado, el método es mucho más corto y recomendable: el juez manda primero a sondear la disposición de quienes disfrutan del poder, y luego puede con toda comodidad ahorcar o absolver al criminal, cumpliendo rigurosamente todas las debidas formalidades legales.”
En fin. Creo que no hemos avanzado mucho en este sentido desde que J. Swift publicara su libro en 1726!!!
Un fuerte abrazo y genial como siempre, Óscar!
Eres un crack