Hagamos por un momento un ejercicio de imaginación (venga, no es tan difícil). Desmontemos los complejos decorados y sus oropeles, los doraros y truenos que actúan como heraldos, la luz cegadora y reveladora y las voces como de otro mundo. Imaginemos ahora que estamos en un concesionario de automóviles. Imaginemos que en lugar de estar
DE MITOS Y ARTEFACTOS (I)
Qué sería de una caja si no guardara en su interior también un mito. Sería igual que un desván en el que la luz del atardecer no se corporeizara en diminutas partículas de luz. Un sinsentido. Aunque desconocemos la fecha de estos sucesos, sí sabemos el lugar en el que sucedieron, Naucratis -Egipto- y también
LA CAJA IV Y FIN
Con la contundencia de la que están dotados los objetos, para que no quepa lugar a dudas de que estas cajas de las que hablo no son una calenturienta teoría, he aquí la prueba tangible, el inventario sumarísimo de todo lo que había en una caja negra, que yo guardo desde hace años bajo mi
LA CAJA III
Esta mañana, todavía, merodearán por algunos rincones de las casas, las cajas recién llegadas, que llegaron con los Magos de Oriente. Han pasado la noche preguntándose cuál será ahora su destino y lo cierto es que no hay muchas opciones. Algunas servirán para encender la chimenea -sale un humo de un color singular cuando se