Hace unos meses, durante la convención republicana para elegir a Mitt Rommey como candidato a la Casa Blanca, asistí a una de las representaciones más extravagantes que recuerdo en un acto de este tipo. Aclamado por los asistentes, salió Clint Eastwood a la palestra y se dispuso a hablar. Todos esperaban, lógicamente, que ensalzara a su candidato y, ya que estaba ahí, le diera un poco de caña a Obama. Sin embargo lo que pasó fue que se puso a entrevistar a una silla vacía. En esa silla se supone que estaba Obama. Invisible, claro. Le preguntaba por algunas de las promesas incumplidas. Yo creo que fue respetuoso, aunque el caso es que cuanto más respetuoso parecía, más duro resultaba el alegato. Al acabar dejó otro recadito, pero esta vez dirigido a ambos candidatos: “Este país no os pertenece, recordadlo, nosotros somos los dueños, y vosotros sois nuestros empleados”. El país pertenece a los votantes, y ellos, los candidatos, los políticos, los presidentes, se deben a sus votantes. No, no, es más que eso, se deben a todos, a los que les han votado y a los que no. Tendencias políticas aparte, la intervención me pareció muy original. Aunque no sé si tan beneficiosa para Mitt Rommey. Yo me alegré de que ganara Obama, en general tengo más simpatía y afinidad por los Demócratas. Clint criticaba lo que a su juicio había sido una mala gestión, o más que una mala gestión, la dureza en la crítica venía por el hecho de que había incumplido varias promesas electorales. Espero que muchas de las cosas incumplidas se resuelvan ahora, en su segundo mandato. Pero él lo había prometido hacer en el primero.
Cambiemos ahora de escenario. (Sí, amigos, vamos a hablar del gobierno, y le vamos a dar caña)
Viajamos unos cuantos miles de kilómetros, y nos encontramos con un país bañado por el Sol, con sus gentes alegres y apasionadas (lo dijo el Rey el otro día), un país que presumía, hace muchos siglos, de que ese mismo Sol nunca se ponía en sus dominios. Ya sabéis a qué país me estoy refiriendo. Así que vayamos al grano. En este país del que os hablo la intervención de Clint sería inconcebible. Un actor y director consagrado, ¿apoyando a un candidato de derechas, y metiéndose con el candidato de izquierdas? ¿Os lo imagináis? No quiero comparar a Clint con Almodovar, pero de pronto me vino a la mente. Imaginaos la escena con Almodovar criticando a Zapatero en una silla vacía. O a Garci, si hablamos de directores más afines a la derecha. Uff, no, esto prefiero ni imaginarlo. El caso aquí es que Clint no estaba criticando a un candidato de izquierdas (los demócratas, a pesar de lo que piensan los socialistas, no se pueden comparar con la izquierda española, lo mismo que no se puede comparar a los republicanos con la derecha. Son cosas distintas), simplemente estaba criticando que Obama había prometido cosas que luego no había cumplido. Cuando digo “cosas”, me refiero a “algunas” cosas que no había cumplido en los cuatro años de mandato. También le recriminaba el paro, y ahí, perdonadme, pero se me escapó la risa. Porque la preocupante cifra de paro de la que hablaba Clint, en Estados Unidos es del… ¡Tachán!… ¡Del 9%! Si, lo habéis oído bien, muy cerca de lo que en España se considera paro estacionario (me parece que usan ese término para describir la tasa mínima de la que es imposible bajar), o para que nos entendamos mejor, lo que aquí se consideró, hace ocho o diez años, “pleno empleo”. Tuvimos “pleno empleo” quizás durante tres o cuatro años, coincidiendo con el final de la etapa Aznar y principio de la etapa Zapatero.
¿Así que lo que allí es una ruina para el país, aquí es un logro? Creo que no hay mucho más que explicar. Salvo que Zapatero consiguió, con mucho esfuerzo, elevar esa cifra al 22%, y Rajoy, con mucho menos esfuerzo (lleva solo un año, el hombre), elevarla al 25%. Explicadle eso al bueno de Clint, comentádselo a cualquier americano, a ver qué le parece el tema.
Pero yo no quería hablar de esto. Yo quería hablar de la utilización de la mentira para la consecución del “bien común”. Ya sabéis. Lo de hacer lo contrario a lo que prometiste, pero porque “es que es por tu bien, majete”. No me gusta que me mientan, pero ya que me traten con ese tono condescendiente, como si fuera medio idiota, eso ya si que me toca los cojones. En este país la cosa ha llegado a un punto que es ya un esperpento. Y la culpa no sólo es de los politicos. Es también nuestra, y es, y mucho más, de los periodistas. Seguramente habréis visto el programa de Jordi Évole alguna vez, y supongo que os habréis sorprendido, como me ha pasado a mí, cuando se pone a hacer preguntas a un político del PP o del PSOE, y al responderle, saca su iPad maldito de la manga y compara la respuesta con la que dio (él mismo, o alguien de su partido) un año y medio atrás. Cospedal en estas cosas suele ser un auténtico chollo, pero pasa igual con los socialistas, no os vayáis a pensar. La cara de asombro que ponen los entrevistados es genial. Pues bien, en este país, cuando dices una cosa, y luego al año dices otra, o haces otra, no pasa nada. Absolutamente nada. Y aunque te lo recuerden en el congreso (Rubalcaba le recuerda a Rajoy, como antes Rajoy recordaba a Zapatero), o lo veas en el iPad de Jordi en el programa “Salvados”, no pasa nada. “Sí, mentí, ¿y qué? Tú más” Y como aquí no tenemos al perdonavidas de Clint para darles caña, pues no pasa nada. Lo hace Jordi, sí, pero NADIE más. ¿Cómo es posible esto? ¿Cómo es posible que en todos los telediarios, nacionales, regionales, en las privadas, no se echen las manos a la cabeza cuando un hombre obtiene mayoría absoluta prometiendo bajar los impuestos, y a las dos semanas de ganar, los sube? ¿Por qué un presidente me tiene que decir que no va a tocar las pensiones, cuando después sí lo hace, que no va a subir el IVA, que va a ayudar a los emprendedores y pymes, y después sube el IVA y destroza con eso a muchos empresarios medios? ¿Es que no os dais cuenta, Rajoy, Cospi, Rubal, Soraya (Rodriguez), que si cada vez que abrís la bocaza en esos mítines adoctrinadores y ridículos para jubilados subvencionados es para mentir, va a llegar un momento en que no nos creamos absolutamente nada de lo que digáis? Yo ya he llegado a ese punto. Bueno, llegué hace ya tiempo, desde lo de las armas de destrucción masiva. Así que imaginaos.
Un inciso. No se me alteren los periodistas. Ya sé que la Sexta y Cuatro dan mucha caña, pero sólo al PP. Ya sé en que Telemadrid (cuando no está en negro) o en Intereconomía dan caña también, pero sólo al PSOE. Eso no vale, porque tendría que verlo todo y luego hacer una media, pero es que ni así. Porque al final mienten todos. O peor, dicen medias verdades. Contar una verdad a medias es peor que mentir.
Otro inciso. Yo creo que siempre hay que bajar impuestos para que la economía crezca. Así pensaban antes en el sector “liberal” del PP, y fijaos ahora. Pero todo eso es opinable. Aquí de lo que estamos hablando es de que si dices algo, tienes que cumplirlo. Si al llegar al gobierno el país estaba hecho una ruina por culpa de Zapatero (que es verdad) ese no es mi problema. Es TU problema, y tú lo sabías. Para eso te han elegido, para saberlo, para gobernar. Y gobernar no es fácil. Pero por lo visto mentir sí que es fácil. Y salir indemne, al menos en este país, también. Ya sé que los socialistas eran iguales, o peores, ya sé que no hay alternativa (igual porque no queremos, porque hay alternativas, y los partidos pequeños se pueden hacer grandes algún día), pero yo me niego a votar a nadie que me esté mintiendo continuamente y tratándome como si fuera un gilipollas integral. Nos merecemos más, y volviendo al discurso de Clint, todos somos responsables. Porque nosotros decidimos quién gobierna. Así que, directa o indirectamente, la culpa también es nuestra. Y sólo nosotros podemos cambiarlo.
Muy buen post, Miguel. No puedo estar más de acuerdo contigo! Nos toman por idiotas, nos mienten descaradamente, hacen todo lo contrario de lo que prometieron y aquí no ha pasado nada. Y sí, todo TODOS iguales, los de un lado y los de otro. Ojalá algún día uno de esos partidos pequeños llegue a tener más influencia (estoy pensando en UPyD ahora mismo, pero podría ser otro cualquiera), y que no se conviertan en lo que critican ahora de los partidos grandes… Pero me temo que antes tendría que cambiar la ley electoral porque tal como están las cosas tienen mucha más influencia en la política nacional partidos minoritarios autonómicos que partidos nacionales con un orden de magnitud superior de votos. Es una vergüenza…
Bueno, ese es el problema. Precisamente yo me refería a UPyD. Mira a Izquierda unida, que no es santo de mi devoción precisamente, pero que tiene una cantidad de votos inmensa que se dispersa y le dan mucha menos representación de la que tiene. A UPyD le pasa lo mismo. Pero la ley electoral está en manos de PP y PSOE, porque se necesitan 2/3 de la cámara para aprobarla. Lo de los partidos autonómicos, o nacionalistas es de juzgado de guardia, porque les dan muchísima representación para los votos que sacan. Total, después sólo miran por los intereses de sus votantes (de sus regiones), no de España. Es absurdo.