“Ricos y pobres… todos cagan mierda”. La primera vez que escuché esa frase fue en la universidad. Y desde entonces me la guardo en la recámara para recurrir a ella cada vez que algo (o alguien) intenta convencerme de lo contrario, a saber: existen las personas perfectas. Porque todos tenemos nuestros rincones oscuros, debilidades y