Internet sigue sorprendiéndome. Ha llegado un momento en que sin apenas hacer nada no dejo de conocer personas que se “entregan” mientras yo no dejo de preguntarme la razón. Porque conocer a alguien por Twitter, continuar la “relación” por mail, que acabe invitándote a su casa en Barcelona… y tú aceptes… ¡no tiene precio! La