En 1987, Walter Hill (The Warriors, 1979) estrena este estupendo western moderno y fronterizo protagonizado por un elenco de estrellas y con una protagonista añadida: la VIOLENCIA. Una violencia inspirada en la misma que encumbró a la fama al maestro Sam Peckinpah y que se convierte en un claro homenaje a su obra maestra: GRUPO SALVAJE (1969). El robo que planea un grupo de exsoldados de élite se cruza con un ranger de Texas que trata de enchironar a un capo de la droga, y antiguo amigo, que opera al otro lado de la frontera, en México. Dos tramas que colisionarán como dos trenes de mercancías y que acabarán en un baño de sangre. Vamos al lío…
Nick Nolte (El príncipe de las mareas, 1991) es Jack, un duro ranger que trata de mantener la ley junto al sheriff Hank, al que da vida Rip Torn (Men in Black, 1997). Al otro lado de la frontera se encuentra su amigo de juventud Cash Bailay, encarnado por Powers Boothe (La selva esmeralda, 1985), reconvertido en un despiadado capo de la droga que introduce cocaína en Texas. Pero hay algo más que les une, Sarita, interpretada por María Conchita Alonso (Depredador 2, 1990), actual pareja de Jack y que también lo fue en el pasado de Cash. La tensión entre ambos es máxima pero no cuentan con que la cosa puede ir a peor. Y es que un grupo de exsoldados de élite comandados por el Mayor Hackett, interpretado por Michael Ironsade (Desafío Total, 1990), y del que forman parte personajes interpretados por reconocidos actores como Clancy Brown (el maravillo Kurgan de Los inmortales, 1986) o William Forsythe (La roca, 1996), planean el robo a un banco en el que, ¿casualidad?, Cash deposita todos sus ingresos procedentes del narcotráfico. Como podéis imaginar, nada de esto puede acabar bien…
Con un guion basado en una historia original de John Milius, director de Conan, el bárbaro (1982), Walter Hill homenajea sin tapujos a Sam Peckinpah, para quien escribió otra de sus obras maestras: La huida (1972). Una tensión creciente que, como un embudo, va conduciendo, y coincidiendo, a todos los personajes en un sangriento y épico clímax final con más de una referencia al fabuloso tiroteo final de la ya mencionada Grupo Salvaje. Pero antes, la historia se salpica con perfectas escenas de acción, tiroteos y persecuciones donde el polvo, el sudor, los disparos y, sobre todo, la SANGRE, te salpican directamente desde la pantalla. A ello se añaden los diálogos de tebeo que unas veces de dejan helado y otras te arrancan una carcajada. Diálogos de los que, seguramente, Shane Black tomó buena nota para el guion de El último boy scout (1991).
Tipos duros, traiciones y venganzas, ambición, violencia, la aridez del desierto, la cocaína a mansalva, los litros de tequila y las rancheras convierten Traición sin límites en un cóctel explosivo que no os podéis perder y que, de nuevo, es una bofetada para Quentin Tarantino cuando dijo aquello de que los 80 es la peor década de la historia del cine. A tu salud, Quentin…










