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SPIELBERG RARA AVIS: 1941

En 1980 se estrena en España la película más loca, insólita, megalomaníaca y supuestamente gamberra  de Steven Spielberg. Una comedia ambientada en la Segunda Guerra Mundial con un presupuesto de 35 millones de dólares (una pasada en esas fechas), 6 meses de rodaje (en lugar de las 14 semanas previstas) y un reparto estelar: Dan Aykroyd y John Belushi (The Blues Brothers,1980), John Candy (El pelotón chiflado, 1981), Tim Matheson (Desmadre a la americana, 1978), Nancy Allen (Robocop, 1987), Treat Williams (Hair, 1979), Robert Stack (la serie Los intocables), Christopher Lee (Drácula, 1958), Toshiro Mifune (actor fetiche del gran Akira Kurosawa) y un largo etcétera de actores conocidos de la época. Tan largo como el aluvión de críticas negativas, comandadas por Pauline Kael y su “es como tener la cabeza atrapada en un pinball durante dos horas”. No es de extrañar que Spielberg no volviera a dirigir una comedia en su vida. Vamos al lío…

A finales de los 70, Spielberg es el niño mimado de Hollywood. Le avalan los éxitos de TODAS sus películas. De El diablo sobre ruedas (1971), una producción para televisión que en Europa se estrena en cines, a Tiburón (1975), marcando a toda una generación que no volvería a meterse en el mar sin pensárselo dos veces, o Encuentros en la tercera fase (1977), con esa melodía inolvidable para comunicarse con los extraterrestres y que supone la tercera colaboración de Steven con el siempre GRANDE Richard Dreyfuss: años más tarde, 1989, vendría Always. Y no. No es una COMEDIA.

Todo pinta bien para el bueno de Steven. De hecho, 1941 no es un fracaso en taquilla y llega a recaudar 100 millones de dólares en todo el mundo. Aun así, las heridas todavía le escuecen. Porque la película no hay por dónde cogerla. Un ataque japonés a Hollywood después de Pearl Harbour es el punto de partida de un sindiós que no arrancaba una sola carcajada. Y no solo en sus sesiones en cines sino en los pases previos. Así lo recuerda el propio Spielberg: “no me hacía reír, no hacía reír a nadie, ni en el plató ni en los copiones”. Porque a él no fue al único al que le pudo el ego. Jo hnBelushi, el inolvidable Bluto de Desmadre a la americana (John Landis, 1979) ya había entrado en su destructiva espiral de drogas y alcohol y, según la biografía sobre él escrita por Bob Woodward (sí, uno de los reales Todos los hombres del presidente interpretado por Robert Redford en la peli de mismo título), era capaz durante el rodaje de echarse un gramo de cocaína en la palma de la mano y esifársela de un solo tiro. Pero no era el único. Según esa misma biografía, 25 personas más, como menos, habrían consumido coca sin pelos en la lengua ni en las narices durante la filmación. De nada sirvió el socarrón galán de turno interpretado por Tim Matheson, que coincidió con Belushi en la FENOMENAL Desmadre a la americana y que junto a Tom Selleck estuvo a punto de ser Indiana Jones en una de las mayores joyas de Spielberg, En busca del arca perdida (1981). O los cómicos del Saturday Night Live que, como Aykroyd, Candy y el propio Belushi, fueron reclutados para dar su salto definitivo al cine. No. Todo fue un CAOS.

Pero hay una cosa que no se le puede negar a 1941. Sus locos gags y diálogos sin gracia fueron la inspiración para un género de comedia que vería su mayor esplendor con Aterriza como puedas (1980), Agárrame como puedas (1988), que ahora tiene su propio remake a punto de estrenarse y protagonizado por Liam Neeson o LA JOYA DE LA CORONA, TOP SECRET! (1984), primera peli del recientemente fallecido Val Kilmer, también ambientada en la Segunda Guerra Mundial y que cada vez que la ves descubres un nuevo gag…

La reflexión es esta: es más fácil hacer llorar que reír. Y Steven, lo siento, pero no tienes TALENTO para lo segundo.

 
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2 de respuestas

  1. Anonimo

    Hay una errata: No es Jim Belushi, es John.

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