Imaginad que en los 60 Walt Disney crea unos robots para animar sus parques de atracciones. Que estos robots dan pie a otros para ayudar a los seres humanos. Que sus condiciones son cada vez peores, derivando en esclavitud al tiempo que toman conciencia de sí mismos y deciden rebelarse en los 90. Imaginad una guerra mundial de humanos contra robots que acaba devastando todo, con ellos destruidos o recluidos en campos de concentración y con una gran corporación dominando el mundo. A partir de esa tecnología del tío Walt ha creado un negocio millonario en el que los hombres pueden disfrutar de placeres virtuales al tiempo que su otro yo, en forma de robot, puede realizar todos tipo de tareas. Imaginad un ejército con estos robots armados hasta los dientes manejados por humanos en una sala de control. Y un pequeño grupo de valientes formado por humanos y robots para enfrentarse a ellos. Eso es ESTADO ELÉCTRICO, dirigida con por los hermanos Russo (Avengers: Endgame, 2019), una maravilla deslumbrante de color y efectos especiales, con un reparto de lujo. Puro entretenimiento para toda la familia: diversión para los pequeños y reflexión para los mayores. Vamos al lío…
La lista de referentes cinematográficos de ESTADO ELÉCTRICO es larga y de categoría (a lo que Rick Rossovich añadiría en TOP GUN: «mi cipote también»), pero no sólo de la peli, sino de la novela gráfica de Simon Stålenhag en que se basa y publicada en 2018. Los robots ‘esclavos’ rebelándose ya los vimos en la adaptación de la novela de Isaac Asimov YO, ROBOT (2004), dirigida por Alex Proyas (responsable de la maravillosa DARK CITY, 1998). En el caso de la rebelión de robots soldados tuvimos la fenomenal CHAPPIE (2015), dirigida por otro GRANDE, Neill Blomkamp (DISTRICT 9, 2009), el clásico ochentero CORTOCIRCUITO (1986) de John Badham (JUEGOS DE GUERRA), con el entrañable Johnny 5 como protagonista o los robots alienígenas, solidarios y también entrañables de NUESTROS MARAVILLOSOS ALIADOS (Matthew Robbins, 1987). Y para esa sociedad ‘enganchada’ a un mundo virtual, también con una conspiración corporativa de por medio tenemos READY PLAYER ONE (Steven Spielberg, 2018), que también aportó su granito de arena a la robótica, circo de robots freaks incluidos, en INTELIGENCIA ARTIFICIAL (2001).
Si metemos un poco de una y un poco de otra en una coctelera con robots vintage, tipo aquellos muñecos de hojalata que nos regalaban de pequeños, y un poco de esa estética postapocalíptica al más puro videojuego de FALL OUT, obtenemos ESTADO ELÉCTRICO. A ello súmale un reparto de lujo con MILLIE BOBBY BROWN (Stranger Things), CHRIS PRATT (en un personaje que es un cruce entre su Starlord de Guardianes de la galaxia y el Jack Burton de Kurt Russel en Golpe en la pequeña China), GIANCARLO ESPOSITO (Breaking bad), STANLEY TUCCI (Spotlight), KE HUY QUAN (el inolvidable Data de Los Goonies y ganador del Óscar por Todo a la vez en todas partes), HOLLY HUNTER (Always), JASON ALEXANDER (Seinfeld) y las voces de los robots (en versión original) de WOODY HARRELSON (True Detective), ANTHONY MACKIE (Los Vengadores), BRIAN COX (Troya) o HANK AZARIA (Una jaula de grillos).
Acción, diversión, chistes malos (- ¿Cuándo dejante de ser un capullo? – Sigo siéndolo, pero me he cortado el pelo), batallas, suspense, giros y traiciones, persecuciones y, sobre todo, ROBOTS, muchos ROBOTS, cada uno con su personalidad y su papel importante en toda la trama, hacen de la película todo un ESPECTÁCULO PALOMITERO. Se trata de la mayor producción de Netflix (320 millones de dólares) pero, como ocurrió con otra gran película fantástica, JOHN CARTER (2012), está siendo injustamente tratada por público y crítica. Una lástima que os echéis atrás por las críticas negativas que hayáis leído de ella. Yo solo os digo una cosa, dadle una oportunidad. No esperéis una obra sesuda ni una obra maestra, sino pasar un buen rato como cuando erais unos chavales. Porque el cine es, principalmente, ENTRETENIMIENTO. Y ESTADO ELÉCTRICO lo es.