El ego y la megalomanía son las enfermedades de Kevin Costner que se acentúan con la dirección de HORIZON que, además, quiere protagonizar pese a interpretar a un personaje secundario y ser la imagen del poster de la película. Un fracaso comercial con todas las de la ley porque, afrontando un género tan trillado, no ofrece ni una sola muestra de originalidad, ni una gota de creatividad, cayendo en todos los tópicos, no solo del género, sino de su propia carrera como cineasta en la que, lamentablemente, cae en la obviedad, el cliché y el egocentrismo para pretender erigirse como estandarte de un género cinematográfico que él mismo ha agotado. Vamos al lío…
En 1985, Costner protagoniza una joya del género, SILVERADO (Lawrence Kasdan). Tenía solo 30 años y el mundo del cine se le abrió, dándole las mieles del éxito que, todo hay que decirlo, se merecía. Pero el virus de la westernitis ya le había entrado en vena. Y así fue como en 1990 dirige la premiada BALILANDO CON LOS LOBOS. Oscarizada y reconocida película, meritoriamente, todo hay que decirlo pero que le lleva a creerse más de lo que es.
Pero no se queda contento, la westernitis es demasiado aguda y en 1994, protagoniza WYATT EARP (Lawrence Kasdan), una nueva y soporífera revisión del “héroe” que se enfrentó a los malos en el duelo de OK CORRAL, tan visto como trillado en la filmografía de un país que, todo hay que decirlo, no tiene los siglos de historia que España y que siempre vuelve sobre conflictos anecdóticos para intentar demostrar lo fuertes que son…
Llega 1995 y Costner apuesta por WATERWORLD, un western post apocalíptico y acuático en el que despidió al director, Kevin Reynolds, que le había llevado al estrellato con ROBIN HOOD, PRÍNCIPE DE LOS LADRONES (1991), en uno de los mayores fracasos de Hollywood. Pero Costner no se da por vencido…
Y en 1997, dirige y protagoniza, otra vez ese ego, MENSAJERO DEL FUTURO, adaptación de la novela de David Brin, un western post apocalíptico de 4 horas que fue un fracaso en toda regla. De hecho, yo trabajaba como crítico cinematográfico y no hubo ni pase de prensa. Cuando la peli llegó a España ya se sabía que iba a ser un fracaso y ni la distribuidora apostó por ella. Pese a todo, no es una mala peli…
En 2003, Costner vuelva a la carga con OPEN RANGE, otra vez dirigiendo y protagonizando un western clásico. Nada nuevo que aportar a un género que, sin embargo, otras mentes más creativas y arriesgadas sí supieron alimentar con nuevas ideas: de la épica crepuscular de SIN PERDÓN (Clint Eastwood, 1992), pasando por la adolecente y rockera ARMA JOVEN (Chtistopher Cain, 1988), la caníbal y terrorífica BONE TOMAHAWK (S. Craig Zahler, 2015), el remake preciso y sincero de VALOR DE LEY (hermanos Coen, 2010) o el brutal y heroico de EL TREN DE LAS 3:10 (James Mangold, 2007) y la más que diferente e injustamente tratada CABALGA CON EL DIABLO (Ange Lee, 1999), el western sí ha sabido reinventarse a espaldas de un Costner repetitivo hasta la saciedad, preciosista y pomposo al retratar una época histórica de colonización y voluntades, pero también de suciedad, enfermedades, codicia, violencia, hambruna, polvo y sangre que hasta el siempre correcto Ron Howard supo mostrar en la UN HORIZONTE MUY LEJANO (1992), un universo del que un italiano, y no un yanqui, llamado Sergio Leone, siempre será el rey.
Costner se ha arruinado con su nuevo proyecto que pretendía ser una trilogía inolvidable. Nadie duda de su talento, pero sí de su frustrante interés por repetirse más que el ajo del que, lamentablemente, maldito ego, pretende seguir siendo protagonista. Solo un consejo, aprende del gran Eastwood que, a sus 94 años sigue haciendo historia del cine, delante y detrás de las cámaras dándonos, con cada nueva película, una obra maestra. Eso es aprovechar el talento, no como haces tú, desperdiciarlo.