Si, muy a pesar de Quentin Tarantino, que dijo que los 80 “es una de las peores décadas de la historia del cine”, estamos demostrando todo lo contrario con películas de todos los géneros, rescatando joyas escondidas sin recurrir a las obvias, es igual de cierto que fue la década del gran Mickey Rourke. A las ya mencionadas en otros posts Manhattan Sur (1985) y El corazón del ángel (1987), ahora le toca el turno a Barfly (Barbet Schroeder, 1987), una película semi autobiográfica sobre la figura de otro grande, esta vez de la literatura, Charles Bukowski (1920 – 1994), escritor “maldito”, vividor, borracho, mujeriego y máximo representante del “realismo sucio” (odio las etiquetas, pero así es cómo definen el “género” los “expertos”). Un escritor y personaje cautivador con una amplia obra de novelas y relatos donde la desidia, el odio al sistema, el sexo, el alcohol, el libertinaje y la autodestrucción se dan de la mano con la libertad, el amor, la camaradería, la resiliencia y, sobre todo, el derecho a elegir un modo de vida independientemente de lo que piensen o esperen los demás y, lo más importante, sin la necesidad de ser salvado por nadie. Vamos al lío…
Rourke interpreta a Henry Chinaski, alter ego de Bukowski en la mayoría de sus novelas que, una vez abandonado su trabajo de cartero se dedica enteramente a vivir y escribir, narrando sus experiencias en los bajos fondos de Los Ángeles, un escenario plagado de prostitutas, borrachos y perdedores como él que viven cada día como si fuera el primero… y el último. En su camino se cruza Wanda (Faye Dunaway), una atractiva y rica mujer que enseguida es víctima de sus encantos. Un romance bañado de litros de whisky y la posibilidad de una vida nueva para Chinaski, viviendo de lo que escribe. Pero Chinaski / Bukowski ni quiere ni necesita ataduras. Es un espíritu libre. Su narrativa es fruto de la necesidad de vaciarse, no de ganar más dinero del necesario para nuevas borracheras e invitar a sus compadres a nuevos tragos. De expresarse, no de obtener reconocimiento. De vivir. No de ser otro esclavo.
Brutal, sincera, conmovedora…BARFLY es una maravilla que reivindica que somos lo que queremos ser, no lo que los demás, con el sistema a la cabeza, quieren que seamos. Un canto a la vida. Aunque no sea aceptada por la mayoría. El retrato de un anti héroe que escribió y, sobre todo, vivió. Y que, entre muchas lecciones, dejó una muy importante para todos aquellos que se consideran escritores:
Si no te sale ardiendo de dentro,
a pesar de todo,
no lo hagas.
A no ser que salga espontáneamente de tu corazón
y de tu mente y de tu boca
y de tus tripas,
no lo hagas.
Si lo haces por dinero o fama,
no lo hagas.
Si te cansa solo pensar en hacerlo,
no lo hagas.
Si estás intentando escribir
como cualquier otro, olvídalo.
Si tienes que esperar a que salga rugiendo de ti,
espera pacientemente.
Si nunca sale rugiendo de ti, haz otra cosa.
Si primero tienes que leerlo a tu esposa
o a tu novia o a tu novio
o a tus padres o a cualquiera,
no estás preparado.
A no ser que salga de tu alma
como un cohete,
a no ser que quedarte quieto
pudiera llevarte a la locura,
al suicidio o al asesinato,
no lo hagas.
A no ser que el sol dentro de ti
esté quemando tus tripas, no lo hagas.
Cuando sea verdaderamente el momento,
y si has sido elegido,
sucederá por sí solo y
seguirá sucediendo hasta que mueras
o hasta que muera en ti.
No hay otro camino.
Y nunca lo hubo…