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REIVINDICANDO EL CINE DE LOS 80 (11): MANHATTAN SUR

Maravilla policíaca de esa década dorada que Tarantino dijo “es la peor de la historia del cine”, protagonizada por un soberbio Mickey Rourke (ya presente en esta serie de posts ochenteros con la estupenda El corazón del ángel), en que interpreta al detective Stanley White, un veterano de la guerra del Vietnam destinado al distrito neoyorkino de Manhattan Sur para combatir a las mafias chinas que se están haciendo con el control de la droga. A diferencia de Elliot Ness (a la postre alcalde de Cleveland que se las vería con un asesino en serie y cuya historia real podéis disfrutar en la maravillosa novela gráfica Torso, del maestro Brian Michael Bendis), no formará un pelotón de “intocables” para afrontar tan peligrosa misión y, completamente solo, al más puro estilo “llanero solitario”, se enfrentará a pecho descubierto no solo a las mafias chinas, sino a la corrupción policial que, como en el caso de Ness y Al Capone, prefiere mirar a otro lado a cambio de dinero bañado en sangre, y los medios de comunicación, representados por la reportera de origen chino Trazy Tzu (una tan fría como sensual Ariane Koizumi), que se niegan a contar la auténtica verdad en virtud del negacionismo y el más puro sensacionalismo. Una joya escondida convertida en clásico de culto que no os podéis perder. Vamos al lío…

Corre el año 1985 y el director Michael Cimino, que vivió una de cal (El cazador, 1978, ganadora de 5 Óscar) y otra de arena (La puerta del cielo, 1980, una fracaso comercial que acabó con la productora United Artists), toma las riendas de MANHATTAN SUR (Year of the dragon) un guión escrito por el mismísimo Oliver Stone (a quien todos recuerdan como director pero también fue guionista de otra obra maestra ochentera de 1983, dirigida por Brian de Palma y titulada Scarface, el precio del poder) para filmar una película violenta, cruel, despiadada y, sobre todo, sincera. La estética visual, la fotografía, el montaje y la puesta en escena se convierten en un anticipo de lo que serán los 90 y del que Michael Mann, por poner un ejemplo, tomará buena nota para una de sus obras cumbres, Heat (1995). En este sentido, Cimino se convierte en un visionario de lo que será el cine de la siguiente década y Mickey Rourke alcanza la cima de su carrera que, posterior y lamentablemente, se vio eclipsada por su “adicciones”. Pero aquí ofrece una magistral lección de interpretación con un personaje torturado, fracasado en su matrimonio, tan racista como contradictorio, su personaje es de origen polaco, volcado en un trabajo que convierte en cruzada por la ausencia de una vida personal y que tiene su némesis en el capo de la mafia que combate, Joey Tai (el siempre inquietante John Lone). Un enfrentamiento que culminará en un duelo al más puro estilo western y que, lejos de ser un punto y final supone un punto y seguido. Da igual de donde venga la droga, siempre continuará llegando…

 

 

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