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CERRANDO LA BOCA A TARANTINO (8)

Es 1981 y Peter Hyams (Capricornio Uno, 1977) escribe y dirige ATMÓSFERA CERO, una lección magistral de lo que es un remake. Tomando como punto de partida Solo ante el peligro (1953, Fred Zinnemann, que le dio un óscar a Gary Cooper), donde un sheriff se enfrenta a un grupo de asesinos sin que nadie en el pueblo, salvo una mujer, le ayude, se lleva esta interesante premisa al futuro y el espacio, a una estación minera en la luna de Io (Júpiter) en que los trabajadores usan drogas proporcionadas por el gerente de la compañía para mejorar su productividad pero que les inducen a comportamientos suicidas. Contando con un maravilloso Sean Connery en el papel del sheriff espacial O’Neill, un maquiavélico Peter Boyle, Shepard, en el rol de villano y una brillante Frances Sternhagen como la doctora Lazarus, la mujer que ayuda a nuestro protagonista, ATMÓSFERA CERO se convierte en ejemplo de lo que es un remake: toma la premisa y haz algo nuevo. Y Hyams lo hace con un sobresaliente en esta cinta que apenas recaudó 20 millones de dólares de los 17 que costó, convirtiéndola en un fracaso comercial, y que el tiempo ha convertido en un clásico de la ciencia ficción.

De modo que, Quentin Tarantino, cuando dijiste “los 80 es la peor década de la historia del cine”, estabas muy equivocado. Y ATMÓSFEEA CERO es solo una de las muestras que estamos dando para rebatir tu cagada y falta de visión de una década gloriosa en la historia del cine. ATMÓSFERA CERO es un thriller espacial sin fallas y perfecto, un “producto” repleto de ingenio y efectos especiales en una época en que estaban floreciendo, de un atmósfera agobiante e inquietante que te arrastra en el desarrollo de la película hasta su desenlace y que, repito, es una lección, sobre todo en los tiempos que corren, de lo que debe ser un remake: ideas nuevas y no plagiarias para elevar una historia y convertirla en LEYENDA.

PD: pocos seréis los que lleguéis aquí, sobre todo lo haters, que os quedáis en el titular sin bucear en el contenido, enfermedad de esa juventud de las redes sociales que buscan la inmediatez y ven películas en el móvil mientras van en el metro. El cualquier caso, el objetivo de estos posts, que parece que no os dais cuenta, ni que tenéis sentido del humor o la ironía, es sacar a la luz esas joyas de los 80 utilizando las palabras de Tarantino como excusa para compartirlas con aquellos que las disfrutamos y darlas a conocer a las nuevas generaciones que no saben que existen. Dicho lo cual, no pido perdón por nada: Tarantino es un bocazas por decir lo que dijo. Y el hecho de que sea una gran cineasta, que lo es, no le libra de decir gilipolleces. Si crees que todo lo que alguien dice, por muy crack que sea en su trabajo, es palabra de Dios, tienes un problema. Ricos y pobres, famosos y anónimos, todos decimos polladas… Todos cagamos mierda.

 

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