Continuamos rebatiendo al bueno de Quentin con su desafortunada afirmación “los 80 fue la peor década de la historia del cine”. En esta ocasión con otra OBRA MAESTRA, El corazón del Ángel (1987). Una rara avis en su momento en que por primera vez el cine negro y el de terror, el religioso para ser más exactos, que cuando se hace bien es el más terrorífico, se dan de la mano para construir un relato tan detectivesco como inquietante, tan plagado de pistas y acertijos como de pánico y horror, con una atmósfera tan noir como asfixiante y un desenlace tan escalofriante como revelador. Y con un Mickey Rourke en la estratosfera de la interpretación…
Alan Parker, que ya había dirigido las magníficas y dispares El expreso de medianoche (1978) y Fama (1980) escribe y dirige la adaptación de la novela Ángel caído (1978), de William Hjortsberg y que había interesado previamente a Robert Redford.
Para quienes no la hayáis visto, cuanto menos sepáis del argumento, mejor. En cualquier caso la trama nos sitúa en Nueva York a en 1955. Harry Angel (Rourke) es un detective de poca monta que es contratado por un misterioso Louise Cyphre (Robert de Niro) para encontrar a alguien que debe pagarle una “deuda” contraída años atrás, un tal Johnny Favorite, cantante de relativo éxito a principios de los 40, herido en la Segunda Guerra Mundial, hospitalizado con daño cerebral y que, misteriosamente, se ha desvanecido. Pero lo que comienza con la simple búsqueda de un desaparecido se convierte en una pesadilla: cada una de las personas que encuentra Angel para que le den alguna pista del paradero de Favorite son brutalmente asesinadas posteriormente. Así hasta dar con la joven y atractiva Epiphany (Lisa Bonet), pieza clave en la resolución del caso.
Son muchos los aciertos de Parker, en primer lugar trasladar el segundo y tercer acto a Nueva Orleans, en la novela toda la trama transcurre en Nueva York, tierra criolla de vudú, magia negra y supersticiones, de blues, sudor y calor asfixiante. Y, en segundo lugar, el perfecto casting: un Mickey Rourke que había sido lanzado al estrellato tras el éxito de Nueve semanas y media y ofrece una interpretación espectacular y sobrecogedora un Robert de Niro que ya era una estrella consolidada y aquí reafirmaba el por qué, y Lisa Bonet, popular por El programa de Bill Cosby, serie de la que fue echada tras el estreno de la película por una escena de sexo con Rourke, crucial para el desenlace de la película.
La película fue tibiamente acogida por público y crítica, recaudando 17 millones de dólares, prácticamente lo que había costado, y siendo calificada X en Estados Unidos por la siempre timorata MPAA. Afortunadamente el tiempo la puso en su lugar y es una joya irrepetible cuya fórmula de mezclar en cine negro con el de terror religioso intentaron replicar sin éxito Fallen (1998, protagonizada por Denzel Washington) o El fin de los días (1998, con Arnold Schwarzenegger a la cabeza).
En definitiva, que NO OS LA PODÉIS PERDER.