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REIVINDICANDO EL CINE DE LOS 80 (5)

Continuamos demostrando a Quentin Tarantino lo equivocado que estaba cuando dijo que los 80 es “la peor década de la historia del cine”. Y lo hacemos con una película española, EL CRIMEN DE CUENCA. Son muchas las razones para verla. Ahí van la 3 primeras:
1. En 1979 se convirtió en la única película censurada y secuestrada por la democracia española. Basándose en hechos reales, acometía las torturas y vejaciones a las que fueron sometidos por la Guardia Civil dos presuntos asesinos durante casi una década a principios del siglo XX. Por si fuera poco, el Ministerio del Interior decidió, además, actuar judicialmente contra la directora, Pilar Miró, por injurias y calumnias contra la Benemérita.
2. La película se estrenó oficialmente en el Festival de Berlín en 1980 y muchos espectadores abandonaron la sala al no poder soportar la dureza y el realismo de las secuencias en las que los protagonistas son torturados. Sí, Quentin, esto ocurrió 12 años antes de que también lo hiciera parte del público que asistía a la proyección de tus Reservoir Dogs en el Festival de Sitges
3. Finalmente, la película pudo estrenarse en España el 17 de Agosto de 1981. Recaudó 427 millones de pesetas gracias a los 2.621.514 espectadores que acudieron a los cines y que la convirtieron en la más taquillera de aquél año muy por encima, nada más y nada menos, que de blockbusters como En busca del arca perdida o Superman II.
Vamos al lío:
En 1913, dos amigos de Osa de La Vega (Cuenca) son detenidos como presuntos asesinos de José María Grimaldos, alias “el Cepa”. No había cadáver, ni más pruebas que los rumores de “pueblo” pero, aún así, fueron cruelmente humillados y torturados durante años por la Guardia Civil, conocida también como “benemérita” que, fijaos en la ironía, significa “digno de galardón”. Nadie como Pilar Miró para denunciar esta barbarie que, para muchos, aprovechó para “insinuar” que se hacía lo mismo con los presuntos miembros de ETA que eran detenidos en ese momento tan convulso de nuestra historia.
El modo en que Miró retrata la crónica negra de esa España rural y profunda de principios del siglo pasado donde los adinerados esclavizan a los humildes, la religión los subyuga, la justicia traiciona y los políticos ignoran, es una lección de cine con una frase demoledora de uno de esos políticos. “si ganamos los conservadores es porque Dios lo quiere”.
A esto se añade una clase magistral de dirección de actores gracias a un casting perfecto: José Manuel Cervino y Daniel Dicenta, Amparo Soler Leal, Héctor Alterio, Fernando Rey…
Pero, sobre todo, el estremecedor desenlace que te deja pegado a la pantalla cuando descubres lo que realmente sucedió con quien desencadenó toda la historia: José María Grimaldos, alias “el Cepa”.
Cine denuncia de primera. Muestra de coraje y valentía, tanto por la temática como por la forma de afrontarla. Porque la violencia no es el fin, sino el vehículo. Porque el objetivo es concienciar, no impresionar. Porque el talento es desgranar la realidad, no magnificarla. Ni mucho menos, menospreciarla.
Bravo, Pilar Miró. Bravo. Con dos cojones.
Quentin, quizá deberías echarle un ojo a esta OBRA MAESTRA.
 

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