Continuamos el viaje a los 80 para seguir rebatiendo a Tarantino cuando dijo que era “la peor década de la historia del cine”. Y lo hacemos cambiando radicalmente de género y pasándonos a la comedia con TODO EN UN DÍA (1986), probablemente una de las mejores comedias juveniles de todos los tiempos. Bajo la batuta como guionista y director de un experto en la materia como John Hughes (El club de los cinco), Matthew Broderick se echó a las espaldas todo el peso de la película con un personaje único e irrepetible: FERRIS BUELLER, un joven de 17 años que un buen día se levanta y, a ritmo del “Love missile F1-11” de Sigue Sigue Sputnik, decide y planifica hasta el más mínimo detalle pasar de ir a clase y disfrutar de un día inolvidable con su novia Sloan (Mia Sara) y su mejor amigo Cameron (Alan Ruck) en las calles de Chicago. Un tipo que es el más popular del instituto sin ser el más guapo ni el que mejores notas saca, sin ser una estrella del deporte ni de la música, ni de nada…, pero con una personalidad única e irresistible para todo el que se cruce en su camino (sobre todo nosotros, su público) que le hace mucho más atractivo que cualquier cara dura al uso: ingenioso, educado, divertido, con más recursos que James Bond y, sobre todo, muy decidido a conseguir, y la mayoría de las veces lo hace, todo lo que se propone. Puede parecer trivial, pero no lo es. Porque sin necesidad de tabaco, drogas y colocones, alcohol y borracheras, música estridente, palabrotas, sexo ni locales de striptease, el día libre de Ferris se convierte en una lección de vida plagada de momentos y situaciones hilarantes que culminan con la participación estelar del bueno de Ferris en un desfile multitudinario cantando Twist and shout que, como toda la película, ya es HISTORIA DEL CINE. Y que es el anticipo a una carrera contrarreloj para llegar a casa sin que su celosa hermana Jeanie (Jennifer Grey) le sabotee, sus padres se enteren y el director del instituto, el patético Ed Rooney (Jeffrey Jones) descubra el pastel y termine expulsándole del instituto.
Broderick ya había llamado la atención de Hollywood tras protagonizar Juegos de guerra (1983) y Lady Halcón (1985) con otros personajes que le vinieron como anillo al dedo. Aquí lo volvió a bordar con uno perfectamente escrito, dirigido e interpretado, digno, como mínimo, de una nominación al óscar que, obviamente, no tuvo, y con una línea de diálogo final rompiendo la cuarta pared (lo hace varias veces a lo largo del metraje) que todos deberíamos grabarnos a fuego: “la vida pasa muy deprisa, si no paras y miras a tu alrededor, te la podrías perder”.
Tres anécdotas:
1- La película ofrece uno de los primeros “cameos” que ahora están tan de moda a cargo de Charlie Sheen
2- El personaje, Ferris tiene 17 años, pero Broderick lo interpretó con 24.
3- Podríamos afirmar sin equivocarnos que el Ferris de Todo en un día fue la inspiración de otro gran personajes juvenil, esta vez televisivo, protagonista de la divertidísima serie Parker Lewis nunca pierde (1990 – 1993) e interpretado por Corin Nemec
No os la perdáis…