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Y ELLA se fue con el frío…

Esta fotografía fue tomada en 2001. En Londres. Justo un año después de despedirnos en Nueva York, pensando que jamás volvería a verte. De nuevo, la única instantánea que tengo contigo pero, a diferencia de lo ocurrido en Estados Unidos, me embarqué en aquella aventura estando soltero. Si no hay más no fue por miedo a que me pillaran. Entonces, ¿por qué, maldita sea?

¿Por qué?

A mi regreso de Estados Unidos me esperaba un Curso de Especialización en Guiones Audiovisuales en la Complutense. Además de mi novia, que me dejaría 6 meses después. Aún así nos carteamos e intercambiamos correos electrónicos, alimentando el recuerdo de una historia de amor que tendría una segunda oportunidad.

Ese verano trabajaba de camarero en Guardamar del Segura. Y me llamaste por teléfono. Vivías en Londres con una amiga, Ziville, lituana como tú, y me invitabas a vivir con vosotras. Quake, el novio francés de Ziville, me ayudaría a encontrar trabajo en algún pub. Nada me esperaba en Madrid a mi regreso salvo la mima mierda de siempre: buscar trabajo. Así que me lié la manta a la cabeza… y me fui a Londres.

Contigo.

Solo estuve un mes allí. Y fue un auténtico infierno. Pero jamás me he arrepentido (ni me arrepentiré) da hacerlo: el confuso reencuentro (creo que nunca fui consciente de que iba “a vivir” con la mujer que amaba), tu frialdad, tus silencios, dormir juntos cada noche (durante un mes) y solo follar la primera… y la última, los largos días en soledad mientras tú trabajabas y yo no encontraba dónde hacerlo, esperar a que Ziville y Quake terminasen de follar en el salón para poder atravesarlo e ir al baño o beber un vaso de agua… Incluso busqué consuelo en una camarera española que conocí…

Hasta que un día saqué un billete por Internet. Hice la maleta. Y esperé a que volvieras del trabajo. Te derrumbaras. Y me explicaras el por qué de tu extraño comportamiento: los nervios por mi llegada provocaron que no te bajase la regla y creíste estar embarazada del amigo de Quake con quien te habías estado acostando meses atrás.

– Stupid Lilija- dijiste.

Yo te dije que había pasado un año, que también había estado con otras personas, que no habría pasado nada si me lo hubieses contado.

– Stupid Lilija- repetiste.

Me pediste que me quedara, pero cuando tomo una decisión es irrevocable: igual que me voy a Londres de la noche a la mañana… regreso.

Un mes después de mi llegada volvimos a hacer el amor y dormir abrazados. A la mañana siguiente desayunamos juntos. Esperamos sentados en el sofá en silencio, con las manos entrelazadas, a que llegara la hora. Nos dimos un beso. Y me fui a esperar el autobús que me llevaría a Gatwick.

Cuando se abrieron las puertas del aeropuerto de Barajas y vi a mis padres… rompí a llorar.

Se había acabado.

Lilija y Juan Luis.

Para siempre.

Escucho Spirit Bird de XavierRudd mientras escribo estas líneas. Y esas mismas lágrimas vienen a mi ojos. Pero no están tristes. Porque hace 13 años conocí a una chica maravillosa, tú, Lilija, en Estados Unidos. Y un año después volvimos a encontrarnos en Londres. Ese tipo de cosas que solo ves en las películas…

No salió bien. Pero lo VIVÍ. Y el recuerdo de esa experiencia, tu recuerdo, me acompañará siempre. Con una sonrisa. De agradecimiento: tu dulzura, que mi nombre te recordara a los culebrones venezolanos, tus besos, tus afilados ojos azules de gata que siempre me hicieron preguntarme cómo sería ver el mundo a través de ellos, las pecas y lunares salpicando ese vientre sobre el que habría apoyado la cabeza para dormir un millón de años, tu forma de andar, como ti flotaras… la imagen de tú y yo juntos paseando a nuestro hijo por las calles de Madrid. También estoy contento por haberlo soñado. Porque significa que te quise más de lo que puedas imaginar. Aunque no fui suficientemente valiente para demostrártelo.

No sé si algún día seré abuelo… o viejo. Pero no olvidaré cada detalle de esta historia hasta el día que me muera. Y quien quiera escucharla… la escuchará..

Puede que solo tenga un par de fotos contigo.

Pero lo vivido lo llevo en el corazón.

Un órgano con mucha más memoria que cualquier ordenador del mundo.

Y por eso jamás olvidará lo importante…

LILIJA.

Que fuiste para mí.

My Spirit Bird.

 

 

 

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