Fase 1 completada. La del estado de ebullición. Que duró 3 meses. Apuntado a una página de contactos por internet. Quedando con 2 mujeres distintas por semana. Más las que me dejaban repetir. Y merecían la ocasión. En total, 20. 6 repeticiones. 2 ó 3 veces. Máximo 5. A la cama con 6. De esto solo repetí con 2. Otras 2 sesiones de cibersexo. Y sin forzar la máquina…
Estos son los números. Para los cabezas cuadradas. Porque lo importante era lo otro. Lo que se obtenía de cada cita. Y nada tiene que ver con echar un polvo. Al menos, no en su totalidad. Me explico:
El propósito de cada cita era conocer gente. Mujeres. Solo eso. Y es lo que hice. Quedar para tomar algo y ver qué pasaba. Y lo que ocurrió fue que conocí mujeres estupendas. Que no significa enamorarte de ellas. Ni que ellas se enamoren de ti. Son como tú. Solteras. Y están en la misma situación: necesitan ampliar su horizonte. Porque ya está bien de las amigas de tus amigos o las mujeres del trabajo. Las primeras están más vistas que el tebeo. Y de las segundas has aprendido que, efectivamente, “donde tienes la olla… mejor no metas la polla”.
Esos 3 meses tuve la vida que todo soltero debería tener. Porque es sana. La que se ve en las películas. Donde quedar para tomar algo con una mujer es lo más normal del mundo. Y necesario. Una vida de citas. Y anécdotas:
Marta te arrolló con su seguridad la primera vez (acabando en la cama) y ahora quiere presentarte a su novio; Sandra te recordó no a una, si no a dos ex y luego… desapareció; Carla, pese a tener alergia a los gatos, fue a tu casa, jugó con Tapón y acabó con los ojos del monstruo de las galletas; Patricia vino de otra ciudad para pasar 24 horas, cuya guinda fue un paseo por El Pardo y un entrecot con más sangre que la secuencia inicial de Blade; Susana, jugadora de póquer que apostó más de la cuenta porque aún no había superado su anterior relación; Laura te acribilló con llamadas y mensajes y ahora es una buena amiga; Estefanía, con piercings y tatuajes, te invitó a bailar arrimando cebolleta y compartir popper en la cama; Lucía con quien decidiste pasar la noche del día de tu cumpleaños…
Fase 2, también completada. Otros 3 meses. Por el doble de pasta. Intentando afinar el tiro. 3 historias importantes. Que acabaron igual: GAME OVER.
Con Galadriel María Arwen (y no estoy de guasa) descubriste que los milagros existen. Una mujer fan de El Señor de Los Anillos, La Guerra de las Galaxias, Big Bang… Pero sentiste que faltaba algo… Chispa. Pasión. Y decidiste ser sincero.
Natalia. En la primera cita descubrísteis que es la cuñada del mejor amigo de tu hermano. Qué cierto es eso de que el mundo es un pañuelo… Momento enorme. Entonces llamaste a tu hermano y, casualidad, él estaba con el cuñaaaaooo. Las risas que te echaste con ella. ¿Pasión? A raudales. ¿Una friki? Para nada. Una pija de tomo y lomo. Y de buen rollito. Te lo juro por Gollum. Pero entonces apareció…
Montse. Periodista como tú. Y cantante de un grupo de rock. Que, además, toca el violín… Si queréis saber cómo acabó esta historia, os invito a leer la entrada del 4 de Abril titulada “A quien, de hecho, puede interesar”.
Y adiós muy buenas.
Hoy día, pensando si habrá Fase 3 y si volveré a suscribirme a la misma página… o a otra distinta, que la oferta es amplia…
Y tan contento. Por lo vivido. Y lo que queda por vivir. Las cosas no ocurren solas. Hay que propiciar que sucedan. Y no te va a suceder nada si te quedas en casa. Si no compartes, aunque sea, una mínima parte de ti. Ni permites que nadie se comparta contigo.
Tú eliges.
Hay cientos de opciones.
Todas al alcance de tu mano.
Esta es una de las que yo elegí.
Porque elegí VIVIR.
Y vivir significa ELEGIR.
Así que mueve el culo de una vez.
VIVE.
ELIGE.
Y viceversa.