O pienso lo que me sale de los huevos. O ni se te ocurra etiquetarme. O ponte la camiseta que quieras… que ya me haré yo la mía. Porque soy zurdo cuando escribo. Pero boto mejor el balón con la derecha. Cojo tenedor y cuchillo al revés que tú. Y me la casco a dos manos.
Las ideas están para que te enseñen, no para ceñirte a ellas. Porque, como ingredientes de un plato, soy libre de utilizar unas y otras. Mezclando sabores. E improvisar un caldo. O inventarme el arroz a la Juanlu. Lástima que haya quien se lo tome como el comedor del colegio (“son lentejas, las tomas o las dejas”) o un fanatismo más propio del deporte rey: “Hala Madrid”, “Visca Barça”, “¡Maricón el que no bote!” y, sobre todo, “del Betis manquepierda”. Sin importar que jueguen como el culo, el entrenador sea un gilipollas o la plantilla solo piense en las primas. Y no, no estoy hablando de fútbol.
El otro día caminaba por mi antiguo barrio y me encontré con un cartel, fruto de esa situación que arrastramos desde quién sabe cuándo y que la misma inercia que lo pegó en una pared… parece haberle abandonado. Un grupo de ideas anarquistas llamado Federación Ibérica de Juventudes Libertarias (con denominación de origen, como el jamón, ahí es nada…). Que había escrito la definición de la RAE de “anarquía” (1. Ausencia de poder público. 2. Desconcierto, incoherencia, barullo…) para clamar que es falsa y escribir las suyas propias. El colmo del despropósito. Y de una juventud con menos luces que un ladrillo. Si no te gusta la camiseta, no te la pongas. Diseña una nueva, coño. A tu medida. Pero nadie parece querer hacer el esfuerzo. Porque es más fácil inscribirse en un grupo, aunque sea caduco, que innovar. Porque todos necesitamos ser aceptados. Y esto algunos solo lo consiguen apretando el culo. Y bajando la cabeza.
Izquierda, derecha, centro… por mis cojones. No soy un envase vacío que pones en una estantería u otra. Porque tengo la libertad de mandar a los tres a tomar por el culo… o coger lo que más me guste de cada uno. Más un poquito de cultura Fraguel y compañerismo Goonie; comunidad pitufa y picaresca kender; individualismo Han Soliano, heroísmo espartano y sacrificio Samsa; locura Travis Bickle, salvajismo Conan y revolución Fight Club. También romanticismo Jack Dawson. Con un poquito de Fante. La vitalidad gamberra de Ferris Bueller. El descaro de Axel Foley. La ternura de Gizmo. La mala hostia de los Critters. Y todo el existencialismo de Nexus 6.
Puedo ser todo eso. Y mucho más.
Tú también.
Aunque Tuscojonesquía no sea como la mía…
Porque no se trata de inventarse.
Sino de encontrarse. Y reconocerse. Para diferenciarte y alejarte de los mediocres. Y los borregos. Hasta que se queden solos. Y no puedan volver a gobernar el mundo.
Ni mentirnos.
Ni jodernos.
Ni manipularnos.
Y poder gritar todos juntos, a una como Fuenteovejuna:
¡POR NUESTROSCOJONES!