Hace ya un tiempo que en las columnas de José Luis Alvite vengo percibiendo entre líneas cierta nostalgia y despedidas entreveradas en los puntos y aparte. Y, últimamente, algunos días, al no encontrarlo junto a Ussía, como es habitual, le he buscado sin éxito en otras páginas. Esta semana he encontrado el motivo de sus
EL CONTABLE HINDÚ
Leo “El contable hindú”, de Leavitt, con la misma languidez que sus protagonistas, Hardy y Ramanujan, pasean por los aristocráticos senderos de Trinity College. Si miró a través de mi ventana, casi veo al club de remo, entre la niebla, entrenando en la piscina de mi casa. Me transporto a las reuniones secretas de su