Este año en la Feria del Libro hemos coincidido con nuestros últimos títulos cuatro autores tan diferentes como llenos de puntos en común. Todos hemos nacido el mismo año, 1977, todos hemos indagado en diversos géneros -novela, relato, poesía, teatro, blogs…- y todos nos hemos empeñado en expresarnos a través de la literatura a pesar de las barreras que podamos encontrar en el camino.
No somos presentadores televisivos, no hemos participado en ningún reality -ni, hasta donde yo sé, tenemos intención de hacerlo-, no hemos dado escándalo mediático alguno y, sin embargo, nos hemos conseguido hacer un hueco en nuestros respectivos géneros. De momento, a nadie se le ha ocurrido plantearse si hay una generación de nuevos autores a los que nos una algo que pueda diferenciarnos de escritores precedentes y posteriores, porque -supongo- para ser carnaza de titular nos falta la pátina de la veteranía o el enganche facilón de la excesiva juventud. No andamos ya ni en lo primero ni en lo segundo, más jóvenes que veteranos, sí, aunque con una bibliografía amplia a nuestras espaldas. Y con muchos proyectos, por cierto, por gestar.
¿Nombres? Ariadna G. García, que presenta su último y magnífico poemario, el viaje -en el tiempo y en el yo- de La guerra de invierno (Hiperión). Iñaki Echarte Vidarte, que nos sorprende con el lirismo urbano y aforístico de su Optimístico (Baile del Sol). Marina Sanmartín, que se revela como una narradora perturbadora e hipnótica en La clave está en Turgueniev (Eutelequia). Y un servidor, Fernando J. López, que presenta en esta feria su primera novela infantil, El reino de las Tres Lunas (Alfaguara), su nueva novela adulta, La inmortalidad del cangrejo (Baile del Sol) y una jovencísima -por diversos motivos- obra teatral, Saltar sin red (Antígona).
Con cada uno de los autores me une, además de la fecha de nacimiento, un vínculo de afecto y de amistad. Algunos, como el hilo entre Ariadna y yo, se tejieron en nuestros años de facultad. Otros, como el apenas recién nacido con Marina e Iñaki, surgió del trabajo común en presentaciones y eventos literarios diversos, en esos actos donde quienes no contamos con la plataforma del circo mediático nos dejamos la piel para que las letras cobren vida y, sobre todo, lleguen a sus lectores.
Seguramente, cuando vayan a la feria, buscarán a tal o cual autor conocido. O, en el peor de los casos, a tal o cual personaje de la prensa ya no sé si amarilla o rosa. Pero si se arriesgan a mirar hacia otro lado, prueben a acercarse a otras editoriales, a otras librerías y, por qué no, a otras voces. Busquen a Ariadna, a Iñaki, a Marina. Atrévanse a dar un par de sorbos a los libros de esta peculiar cosecha del 77, porque seguramente no encontrarán en nuestras obras páginas complacientes o fórmulas bestsellerísticas -los cuatro somos de perspectiva, más bien, incómoda y comprometida-, pero sí que podrán asomarse a la visión (literaria) del mundo de quienes, en verso, en actos o en capítulos, hemos intentado hacer oír nuestra voz más allá del anodino silencio.
No me corresponde a mí buscar rasgos comunes (aunque sí los encuentro). Tan solo lanzo aquí el interrogante. Y es que no sé si somos o no parte de una generación. Lo que sí sé es que me siento orgulloso de compartir con ellos vocación y páginas. Que su lucha es la mía. Y que desde ese 77 hasta este 2013 no hemos dejado de empezar a crecer. Ahora solo esperamos que los lectores nos ayuden, si quieren, a seguir haciéndolo.
P.S. Para los amigos, curiosos y lectores solidarios en general, estaré en Fnac Callo este jueves 6 a las 19.30h. y en la Feria del Libro el próximo jueves 13 de abril, desde las 18.30 h (caseta 37).