Hoy, gracias a la creatividad del equipo de Nuevenovenos -una productora tan joven como llena de talento-, estrenamos el tráiler de LA INMORTALIDAD DEL CANGREJO, la novela más personal, crítica y dura de todo cuanto he escrito, que se publica en mayo en la editorial Baile del Sol. Dos (fascinantes) minutos de videocreación que podéis ver aquí y que, sinceramente, yo no me perdería…
En lo que a mí respecta, cuando escribí la primera versión de La inmortalidad del cangrejo tenía la misma edad que su protagonista: 23 años. Y como a él, a mí también me sorprendió el terrible 11S una tarde en mi primer trabajo, una editorial en la que, a cambio de un sueldo miserable, coincidimos un grupo de universitarios recién licenciados que preferían la realización personal –y profesional- a otro tipo de valores mercantiles. El siglo XXI, que tanto habíamos esperado y para el que tanto nos habíamos preparado, comenzaba –sin embargo- volviendo a las raíces más oscuras de la Historia, construyéndose desde el odio, la paranoia y la violencia. Aquel 11S era solo el principio de un retroceso –al que siguieron otros onces de infausto y doloroso recuerdo- que ha seguido su curso hasta nuestros días. Un retroceso de violencia económica y social donde, además de las torres, también amenazan con derrumbarse principios y expectativas, condenándonos a sentirnos cangrejos en un mundo que prefiere la involución a la evolución.
Por eso decidí que La inmortalidad del cangrejo tenía que ser una novela negra, un thriller en el que la desaparición de un personaje –Edu- obligase a su protagonista, Alfredo, a afrontar una búsqueda doble: la de su mejor amigo y, en el fondo, la de sí mismo. Una búsqueda que lo sumergirá las aristas más oscuras de su ciudad –Madrid- y en la que, cama tras cama, noche tras noche, resaca tras resaca, descubrirá verdades inesperadas sobre sí mismo. El problema residirá en la dificultad de sostenerse firme en medio de un huracán que se empeña en arrastrarlo siempre hacia atrás.
Un contenedor. Un cuarto oscuro. Un cumpleaños indeseado. Un amante cuyo nombre jamás recordaremos. Unas cuerdas que atan un cuerpo indefenso… Esas son algunas de las coordenadas de esta novela que el equipo de Nuevenovenos ha convertido en imágenes. Pues, tan pronto como supe que este texto vería la luz con Baile del Sol, quise que fuera Nuevenovenos quien lo tradujera en fotogramas. Ya habíamos colaborado en el booktráiler de mi anterior novela (Las vidas que inventamos, Espasa) y sentí que su mundo creativo encajaba –de forma sorprendente y profundamente cómplice- con el mío.
En esta ocasión, su videocreación es hipnótica, sugerente, poética. Una suma de imágenes que avanzan y retroceden como lo hace la historia de Alfredo. Imágenes que crean un ritmo en el que nace de la sordidez urbana, la belleza; exactamente igual que en esta novela que, a su modo, retoma la perversidad lírica de Baudelaire en forma de narración contemporánea. Imágenes que construyen el alma de la novela donde trato de retratar una generación, la mía, a la que a veces parece que nos hubieran arrebatado todo salvo nuestros cimientos. Una generación que ahora sí intenta despertar y negarse a seguir el paso acangrejado que quisieron imponernos años atrás. Una generación que afronta retos y luchas que, quizá, todavía estemos a tiempo de vencer.
Yo ese 11-S también tenía 23 años, lo vivíe ne directo en uno de mis primeros trabajos (sirviendo menús en un bar de Chamberí). En Vi como se retransmitían las imágenes en directo en la tele del bar. También tuve la sensación de que el mundo de repente marchaba para atrás como un cangrejo.
También se sucedían las noches de alcohol, la búsqueda de abrazos desconocidos, el refugio en las sombras, el querer sobrevivir a un mundo que ves que se derrumba a tu alrededor…. la búsqueda de uno mismo.
Quiza todos hemos sido cangrejos. Quizá por eso ansío leer “LA INMORTALIDAD DEL CANGREJO.
Un abrazo, tocayo