¿Recuerdas como ocurrió todo? ¿Cómo llegamos a ser quien hoy somos?
Estoy seguro de que si hubiésemos empezado cuando nos conocimos, las cosas no hubieran sido iguales. Éramos solo unos niños. Todo sucedió tal y como tenía que suceder. Como en una novela cuyo final ya está escrito.
Cada etapa, cada paso que vivimos el uno sin el otro fueron importantes.
Nunca dejamos de perder el contacto. De alguna mágica forma la vida se articulaba para que nos encontrásemos en algún lugar. Para no dejar que nos olvidáramos el uno del otro.
Tengo mucho que agradecerte, tú lo sabes. Estaba perdido. Perdido de verdad. Buscando en multitud de cuerpos sin rostro las respuestas que tú me diste con solo una mirada.
Aquella trágica muerte lo removió todo. Accionó mi interruptor vital precipitando mis emociones y poniendo fin a mil y una dudas. Ya no podía esperar más. Habían sido demasiados años de oscuridad y una sola luz en todo ese camino. Tú.
Si ahora me preguntaran porque me enamore de ti. Porque tú de entre todas las mujeres. Porque por ti perdí la cabeza y entregue mi vida, podría tirarme horas y horas hablando de todas las virtudes y defectos que te hacen sin duda la mujer perfecta para mí. Pero para no enrollarme demasiado te diré que gracias a que apareciste en mi vida, cada día intento ser mejor persona.
Nos costó mucho ser quien somos. Ambos sufrimos, pero si tengo que serte sincero, echando la vista atrás no guardo malos recuerdos de todos esos días. Aprendimos juntos a superar miedos, inseguridades y decepciones.
Eso nos hizo intocables. Eternos.
Lo mejor está por llegar.
Gracias por ser y por estar mi pequeña Blue.