Se acercó cuidadosamente por su espalda. Hacía apenas unos minutos que habían cruzado sus miradas al llegar al andén.
-Sin nombres. Sin compromisos. Vente conmigo ahora y te regalaré el mejor sexo que jamás tendrás.
-¿De qué vas tío? ¿Tu quien coño eres?
-Ya sabes quién soy. No me has quitado ojo desde que he entrado en la estación.
-Tú estás flipando. No sabes nada de mí. No sabes ni como me llamo.
-No me importa.
-¿Crees que soy una puta barata que se va con el primer guaperas de ojos claros y traje caro?
-Para no saber quien soy me has descrito bastante bien. Y no considero en absoluto que seas una puta. Has de saber que jamás pago por tener sexo. El placer me gusta regalarlo.
-¡Eres un gilipollas!
-Shhhhhh…Cierra los ojos y respira profundamente- Se aproximó a ella apretando su cuerpo contra el suyo.
-¿Vienes?
-…Si.
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– ¿Dime quién eres? ¿De dónde has salido tú?
-¿Por qué me preguntas eso?
-Acabamos de acostarnos. Creo que tengo derecho a saberlo.
-No te importaron mucho tus derechos hace un par de horas.
-No seas tan chulo anda. ¿Por qué yo?
-Porqué me has gustado. Creo que eres preciosa.
-Eso se lo dirás a todas.
– A todas las preciosas sí.
-¿Y son muchas?
-Las suficientes pare tenerme entretenido.
-Eres un cabrón. ¿Te crees la bomba verdad? ¿Crees que eres irresistible?
-¿Te apetece repetir?
-…Si.