Antaño, debido a que como en este país siempre anduvimos a hostias en guerras e invasiones, al pueblo no le daba tiempo a ilustrarse. Y si tenía tiempo, no había dinero para pagar colegio. Así que la mayoría de la población era analfabeta, incapaz de escribir siquiera una nota de despedida o estampar su firma
¿Existe la buena y la mala Literatura?
A mí aquello de “la pe con la a, pa”, cuando aún estaba en párvulos, me pareció genial. Luego, vinieron el abecedario, la gramática, la ortografía, la historia de la literatura, etc. Y la cosa me siguió flipando bastante. Recuerdo los cuentos de Caperucita, la Cenicienta, etc, y más tarde los tebeos. Vamos, que llevo
Burning. Madrid.
La Movida Madrileña se puede analizar desde dos perspectivas, como todo: desde fuera y desde dentro. Desde fuera, es una época que muchos, más jóvenes o más mayores, pudimos disfrutar en vivo, con grupos cargados de talento que nos han dejado un rosario de clásicos para flipar. Desde dentro, es otra cosa. Fueron unos años
Una tarde entre libros
Teo y Cecilia, dos lectoras empedernidas, han hecho un vídeo recomendando las novelas que ellas han creído conveniente en la librería de Cecilia (Librería JUMI, Calle de Valdevarnés, 24, 28039 Madrid; Tel: 913 73 06 53). El vídeo, que os dejo, está lleno de frescura y de atinadas referencias.
Un insólito día para Silvestre Mendo, de Gonzalo Martín Parra
La vida te lleva por caminos insospechados. También la Literatura. A Gonzalo tuve el gusto de conocerlo porque coincidí con él en la caseta de firmas de Fuente el Saz, un pueblo del Este de Madrid. Me llamó la atención su juventud y ese aire de Quentin Tarantino que lucía con una despreocupación muy espontánea.
Un jodido fiordo noruego
Desde mi ventana, el barrio presentaba ese jodido paisaje gris de todos los días. Podía ver a los chavales jugar al fútbol en el descampado. Otros estaban sentados en los terraplenes, fumando y con cara de malas ideas. Yo había jugado a sustituir la resaca esnifando de un bote de pegamento como si me fuera
Respirar por la herida, de Víctor del Árbol
Una novela es buena si te hace sentir. Da igual el género literario y da igual el sentimiento, que puede ser amor, desamor, celos, venganza, etc., todos ellos temas recurrentes de la literatura desde la noche de los tiempos. Si además te lo cuentan bien y cada párrafo destila belleza en el estilo, es que
He terminado mi novela. ¿Y ahora qué?
Si, por lo que sea, porque eres un lector empedernido o porque desde niño te encantan las historias, y decides ser escritor, tu decisión es el primer paso, no hay nada más fuerte que la voluntad. Escribe, escribe sin parar y pruébate a ti mismo una y otra vez. Si tienes un mínimo de sensatez,
La estrategia del pequinés, de Alexis Ravelo
Cuando una novela no te deja vivir tu vida normal porque estás deseando tener un rato libre para continuar con su lectura, esa novela es una jodida obra maestra, sobre todo si miras atrás y ves que tu vida ha sido muchas cosas, pero que ha estado marcada por la escritura y la lectura. Si
Ser novelista
Siempre lo dije, ser novelista es un oficio, como lo puede ser ejercer la fontanería o la abogacía. Un oficio quizá de lo más maravilloso, por cómo hace sentirse al escritor. Ya no es solo crear, que también, sino el proceso de documentación, establecimiento y resolución de tramas, caracterización de personajes, etc. Para ser novelista