Antes de marcharnos de vacaciones, el director de mi instituto me pidió dar el discurso para la despedida de los alumnos que terminaban ciclo y que por tanto abandonaban el instituto. Acepté. Les dije que siguieran estudiando e investigando, pero que no solo se centraran en su rama, sino que leyeran libros, tanto novelas como ensayos. Porque aprender, escuchar puntos de vista diferentes, es lo único que te proporciona tener acceso al tesoro más grande: la libertad de pensamiento. También les dije que hay un discurso oficial para todo y que cuando escuchen algo no crean a pies juntillas en el mensaje, que al menos cuestionen ese mensaje.
Viene esto a cuento porque hace pocos días volvía a hablar con uno de mis maestros literarios en esto de la novela negra y volvíamos a comentar esto del “discurso oficial”. Lo hay para todo, y no solo para temas políticos. Alguien dice algo en los medios de comunicación o en las redes sociales e inmediatamente todo el mundo repite y contribuye a expandir el mensaje sin preguntarse siquiera por el porcentaje de verdad intrínseco al mismo. Yo ya voy siendo mayor y sé que en muchas ocasiones el mensaje se lanza y se propaga sin más, pero la mayoría de las veces el mensaje nace para servir a oscuros intereses, ejerciendo multitud de personas de vehículos para que ese mensaje se propague y sirva así para lo que ha sido creado.
En mi trabajo las mujeres ganan por goleada. Hay muchas más mujeres que hombres. Pero tanto ellas como nosotros estamos ahí porque hemos aprobado una dura oposición. A nadie en su sano juicio se le ocurre plantear el tema de la paridad o siquiera insinuar si el tema del género es decisivamente influyente a la hora de dar clase. Más allá de hombres o mujeres somos personas, y si hay más mujeres pues enhorabuena para el sexo femenino. Y si alguien protesta, hombre o mujer, que estudie para la próxima oposición, seguro que saca mejor nota.
Aplíquese el cuento a la Novela Negra y a la polémica que se ha montado porque no hay ningún finalista que sea mujer en los premios que otorga cada año la Semana Negra de Gijón.
-Primero: Los hombres escritores ganan por goleada. Esto es un hecho y cambiará o no cambiará, solo el tiempo lo dirá, pese a que todas las encuestas dicen que las lectoras ganan a los lectores.
-Segundo: No es la primera vez que pasa. De hecho ¿cuántas mujeres han ganado el Hammett? Solo una, y una mención especial para otras dos que escribieron una novela a cuatro manos. Por tanto, es tremendamente sospechoso que sea ahora y solo ahora que se tilde a los de la organización de machistas. ¿A quién beneficia la polémica?: esta es la pregunta. Dicho esto, yo no quitaría a ninguno de los finalistas de este año, ni para meter a una mujer ni para meter a cualquier otro hombre, no me atrevería.
-Tercero: Puede que haya discriminación, intencionada o no intencionada, son muchos los que escriben y no caben todos. Ahora bien, como semanero habitual, no creo que la discriminación sea por sexo. Es más, no me imagino a Ángel de la Calle y a los demás componentes de la directiva reuniéndose para conspirar y decidir que no haya ninguna nominación femenina. ¿Vosotros sí?
-Cuarto: Cuando me preguntaron si quería votar este año, acepté. Y no voté a escritores o a escritoras. Voté a novelas, aunque puedo decir que había mujeres. La única categoría que no pude votar fue el Hammett por tener novela publicada el año pasado. Me consta que la organización pregunta todos los años a escritores, críticos e incluso a lectores. ¿Por qué iban a preguntar y luego no hacer un escrutinio o manipular el resultado? No soy un ingenuo y también me consta que entre bambalinas hay movimientos, pero no en la Semana Negra, pasa hasta en las comunidades de vecinos. Pero ciertamente, no acabo de ver que a la organización le interese que la tilden de machista.
Por último, decir que muchas de las personas que han protestado, desde mi modesto punto de vista, son l@s menos indicad@s para hacerlo, aunque estén en su perfecto derecho. Y lo digo porque han sido los niños y las niñas mimadas de la Semana Negra y de todos los festivales patrios e internacionales. Guardad vuestra voracidad, que también hay más compañer@s. Y otr@s, por la vehemencia de sus comentarios, parece que les pudiera convenir que la Semana Negra dejara de existir. Chic@s, haya paz. La Semana Negra lleva si no me equivoco lleva 39 ediciones dando la murga, con polémicas mucho más lacerantes, y ahí sigue.
“El debate está bien” me han dicho algunos de los que han despotricado. Debatamos, pero investiguemos el origen de las quejas. Lo mismo nos llevamos alguna sorpresa.
Me parece muy acertada tu reflexión. Enhorabuena
Gracias, Lorenzo. un abrazo.