En pocos años, los sucesivos gobiernos han ido reformando la Formación Profesional. Se ha pasado de la FP 1 y la FP 2 a los Ciclos de Grado Medio y Grado Superior. El tránsito desde la FP 1 a la FP 2 era natural y directo. Al acabar, el alumno podía buscar trabajo o seguir en la Universidad estudiando una Ingeniería Técnica sin pasar por selectividad. Además, en FP 1 y en FP 2 se impartían asignaturas tales como Inglés, Lengua, Historia, Matemáticas, Ciencias, etc. El alumno salía doblemente formado: profesional y humanamente. Las enseñanzas se impartían en politécnicos, es decir, en centros específicos de Formación Profesional, y en todos los barrios había un politécnico. Con los ciclos formativos, tanto el medio como el superior quedan acotados a dos años cada uno y se eliminan las materias comunes anteriormente citadas. El tránsito de un medio a un superior no es directo, sino mediante examen, en el que se piden conocimientos de materias comunes que el alumno lleva sin cursar desde la ESO y ¡a nivel de Bachillerato! Demencial. Además, los ciclos se imparten en institutos de secundaria de forma arbitraria, mezclando a alumnos de diversos niveles educativos que nada tienen que ver entre sí. La nueva reforma de Wert habla de FP extendida (en Ciclos de Grado Medio) y de FP Dual (en ciclos de Grado Superior), que viene a ser lo mismo: el alumno está un año en el instituto y otro en la empresa. Echen cuentas: de cinco años de formación hemos pasado a uno solo. Y además se cierran ciclos de forma arbitraria con catorce o más alumnos matriculados, como el ciclo de grado medio de Electrónica en el IES Miguel Catalán de Coslada, desmantelado a principios de este mismo curso. Y mientras, cada gobierno ha ido propagando el potenciamiento de la Formación Profesional. ¿Potenciamiento o desmantelamiento?