En mi primer post titulado: “Cuando el mal de Stendhal es inevitable” describí cómo algunas personas sienten una emoción incontenible cuando se asoman a la obra de arte. Puede que de entre los muchos ejemplos de estas visiones sobrecogedoras sean los frescos de Giotto di Bondone, realizados entre 1303-1306 y ubicados en la capilla Scrovegni