“El más bello recuerdo de la antigüedad romana es, sin lugar a dudas, el Panteón. Este templo ha sufrido tan poco, que aparenta estar igual que en la época de los romanos” Henri Beyle (Stendhal). Y con la constante alusión en este blog a la figura de Stendhal como referente de la reacción romántica y
Los Giotto de la capilla Scrovegni
En mi primer post titulado: “Cuando el mal de Stendhal es inevitable” describí cómo algunas personas sienten una emoción incontenible cuando se asoman a la obra de arte. Puede que de entre los muchos ejemplos de estas visiones sobrecogedoras sean los frescos de Giotto di Bondone, realizados entre 1303-1306 y ubicados en la capilla Scrovegni
Cuando el mal de Stendhal es inevitable
“Había llegado a ese punto de emoción en el que se encuentran las sensaciones celestes dadas por las Bellas Artes y los sentimientos apasionados. Saliendo de Santa Croce, me latía el corazón, la vida estaba agotada en mí, andaba con miedo a caerme”. Así describía Henrie-Marie Beyle, conocido bajo el pseudónimo de Stendhal, esa emoción