El pasado domingo 15 se cerraron un año más las puertas de la XVI Salón Internacional del Cómic de Madrid que se celebró en el Pabellón de Cristal del Recinto Ferial de la Casa de Campo, y, como todos los años, los cuatro días de duración de este acontecimiento fueron aprovechados al máximo por personas de todas las edades amantes del cómic y del manga donde, disfrazados o no, pudieron sacar a relucir su lado más friki enterrándose en los cientos de productos de este género que ofrecen los stands del evento tras una dura y fría espera en la calle para sacar las entradas, pero que sin duda mereció la pena.
Desde niños, hasta adolescentes, jóvenes y adultos, tanto tras como delante de los puestos, todos pudimos disfrutar de los stands de siempre, pero esta vez acompañados de un espacio aún más amplio al estar muy bien organizado y todo por separado, de forma que en la planta superior estaban las zonas de juego y de cosplay (incluido el stand de maquillaje gratuito) y en la inferior los puestos para comprar la amplia variedad de productos que se nos ofrecen, al gusto de todos, así como las exposiciones que todos los años se exponen en los salones del comic, siempre en relación con este noble arte de narración en forma de historieta.
Entre los puestos destacan las tazas y chapas, así como las camisetas más frikis e innovadoras del mercado, con los mensajes de películas como V de Vendetta con “El pueblo no debería temer a sus gobernantes, los gobernantes deberían temer al pueblo”, o haciendo gala de las hordas de no muertos con “Esta es mi camiseta de matar zombis” manchada con sangre… por supuesto también había camisetas de Star Wars, Juego de tronos e incluso a otros personajes más populares y entrañables como Totoro, el espíritu del bosque, o a los adorables minions convertidos en personajes de Marvel.
En lo que respecta a las exposiciones hubo varias, como viene siendo habitual en los últimos años; personalmente me quedo con la de 12 nombres imprescindibles para la prehistoria del cómic español presentada por El Museo ABC que realizó para el evento una breve selección que pretendía rescatar y destacar la figura y las obras de los pioneros de este arte en España, de aquellos que iniciaron y pusieron en marcha este territorio creativo que con mucha frecuencia se ha visto menospreciado y reducido a espacios marginales.
12 nombres imprescindibles: Apel.les Mestres, Ángel Pons, Karikato, Joaquín Xaudaró, Mecachis, K-Hito, Francisco López Rubio, Tito, Sileno, Fresno, Francisco Ramírez Montesinos y Emilio Ferrer.
Otra de las exposiciones que he de destacar fue la de Las superheroínas de Elektra, con dibujos de todas las versiones de los superheroes pero en mujer, incluyendo también otras superwoman sin relación alguna con el género de superhéros masculinos. Entre estas super mujeres destacar a la Ladrona, Capitana América, Medusa, Chica Invisible, Maléfica, Estela Plateada, Thora y Blackcat.
Sin embargo, entre todas ellas y a pesar de fascinarme por el gran talento que derrochaban estas creaciones de Fernando Vicente, me quedé con una de ellas, con la Chica Antifaz, de pelo corto y oculta tras un antifaz, desnuda pero tapada y delicada, no exhuberante como las demás, en nada atrevida si no fuese por la mirada penetrante al otro lado del antifaz… no sé porqué me gustó tanto, pero el caso es que si tuviese que escoger una de todas no dudaría con cuál quedarme.
Por supuesto para los más hambrientos también hubo puestos de comida, el de toda la vida por decirlo así con el de las chucherías gigantes y el de las fondues de chocolate, que ya lleva unos años estando presente en estos eventos; sin embargo este año hubo una novedad nueva para mi: panqueques y gofres hechos en el momento, con relleno a elegir entre varias mermeladas, miel, azucar y chocolate.
Yo, acostumbrada al bizcocho bañado en chocolate del stand de las fondues, hice un cambio y me pedí un panqueque, que eran muy grandes, relleno de chocolate y un poco de mermelada de fresa, el precio, como todo, era un poco alto (3,50) pero desde luego como desayuno no tuvo precio.
Entre los stands destacar el de Imágica, de Alberto Santos, donde entre otros libros se promocionaba el de su nueva escritora novel T.F. Famux con su primera novela: La marca del Guerrero, que compré para apoyar a las nuevas plumas literarias que van surgiendo, ya que me parece importante darles un empujoncito; de momento me está gustando bastante y espero poder haceros pronto la reseña del mismo.
Otro de los stands destacados fue el de La Escuela Superior de Dibujo Profesional, muy grande, donde estaban algunos de los alumnos haciendo una muestra del talento que allí se incentiva y se forma. Por supuesto todo como una habil estrategia de publicidad al ver el trabajo y las obras en directo de lo que tu mismo podrías hacer si te matriculas en sus cursos, muy caros por otro lado, pero con magníficos resultados, como puedes comprobar personalmente.
Por último mencionaros, como no, los fantásticos disfraces que puedes encontrar por sus pasillos, donde la creatividad y el trabajo duro de varios meses para muchos de ellos es expuesto en estos únicos cuatro días, en especial en el domingo, día elegido para los concursos de cosplay; es entonces cuando el Expocómic se llena del color de los trajes y la música de las representaciones y todos podemos disfrutar del trabajo que los más extrovertidos se atreven a mostrar en público. Aunque no es necesario subirse al escenario, pues todos los ojos se encuentran clavados en la gente disfrazada con la que te cruzas, los cuales posan encantados para las fotografías.
De entre todos los vistos me quedo con tres de ellos, los famosos Caballeros del Zodiaco, cuyos disfraces de gran tamaño crearon sensación por donde pasaron y un grupo disfrazado de los personajes del gran juego League of Legends, también muy currados, llevando los cascos y las armas, sin faltarles detalles a simple vista.
Pero para finalizar elijo un clásico, un disfraz que me encantó porque estaba excepcionalmente bien hecho y porque, aunque no tuviese relación con ningún cómic, muestra la importancia de los orígenes, lo destacado de las primeras historias con las que nos criamos, da igual de donde provengan siempre que tengan significado; ese disfraz no fue otro que el de la malvada reina de Blancanieves y con ella me despido.
El Salón del Cómic es una muestra de esa vuelta al principio de las historias, reconstruye cada año esos orígines con sus stands, sus exposiciones y su gente, avanzando siempre hacia delante, hacia un año más para seguir creciendo y creando ese espacio que para tantos es tan importante.
Todas las imágenes de este post han sido hechas por Lucía Berruga (L.B.)
Lucía Berruga: http://sobrevolandolacultura.blogspot.com.es/
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