Hoy me siento como el conde-duque de Olivares: achacosa en la salud, algo deprimida y con una actividad frenética en pos de mantener mi estatus, sólo que en vez de guerras en Flandes y Mantua, lidio con el déficit de tarifa eléctrico -imposible de aclarar y más imposible de pagar- y con la subida, en