Que la realidad supera la ficción se cumple con Eduard Limónov. Cuando te encuentras con personajes de este tipo, llegas a plantearte lo que le cunde la vida a algunos, porque si resumimos su trayectoria diciendo que nació en Rusia en 1943, que es escritor, político y fundador y líder del ilegalizado Partido Nacional Bolchevique, el asunto no llama mucho la atención, pero si se explica que fue mayordomo, presunto golpista, casi vagabundo, homosexual, casado varias veces con una modelo, una pintora, una actriz…que fue bohemio escritor en París, soldado en la guerra de los Balcanes o héroe en la clandestinidad soviética de Brezhnev, la cosa cambia.
Mientras que para el resto de los mortales es una heroicidad que las 24 horas del día den para trabajar y ocuparse de la familia, amigos (o lo que sea) y disponer de un pequeño espacio para sí mismos, otros, como Limónov, son capaces de vivir una vida y la contraria sin aparente sensación de contradicción, se permiten oponerse a lo que hacen otros aunque también lo hagan ellos mismo y, de paso, aprovechan para convertirse en ídolos de masas. Me fascina.
Y por lo que se ve, también le ha fascinado al escritor Emmanuel Carrére, que ha escrito una extensa biografía sobre él, atraído irremediablemente hacia el personaje como la polillas por la luz, pero con la diferencia de que Carrére no se quema, aunque diga la crítica Ángeles López que “pese a su meticulosa investigación desgranada, cae en un pequeño desliz: rozar la hagiografía”. Pero es lo que tiene adentrarse de esta manera tan profunda en la vida de alguien: tu aproximación puede ser imparcial, pero el acercamiento termina casi siempre en empatía y, en muchos casos, en admiración, aunque algunos personajes no tengan nada que admirar.
Lo interesante del libro es que se ponen sobre la mesa las grandes contradicciones de la personalidad de Limónov, un hombre que añora la antigua URSS y que a la vez es admirado por las nuevas generaciones; alguien que fue mayordomo de un multimillonario de Manhattan y más tarde fue acusado de promover el golpe contra Kazajstán. Fue también aprendiz de un dandy en Moscú y amante de una modelo en Nueva York (por cierto, cuando la modelo lo abandonó, tuvo que vivir casi de la mendicidad). Fue escritor bohemio en París y soldado en la guerra de los Balcanes, llegando a combatir en una patrulla de francotiradores. Luego fundó el periódico Limonka y el Partido Nacional Bolchevique (prohibido de forma definitiva en 2007), y ahí empezaron los problemas con el régimen ruso, llegando a ser encarcelado en 2001, acusado de terrorismo entre otros delitos. Mientras, de Putin dice que es un sátrapa, pero en el fondo, ambos se parecen más de lo quisieran ¿Es o no es Limónov un personaje de novela?
Espero que no suene demasiado ñoño o típico… pero a mí me van más los héroes de verdad: los que lo son sin pretensiones de fama, los que afrontan la realidad cotidiana con el brío y la alegría de quien emprende cada día una aventura nueva… dentro de la propia rutina. Héroes que lo son por vivir la misma vida que todos pero libres,.decididos y comprometidos ha hacerlo.del modo que resulte más agradable a los demás. Aquéllos que por inercia, vicio o tendencia no se salen de la normalidad de sus horarios y costumbres, pero que no les importa romper los esquemas por aquéllos a quienes aman: padrs y madres de familia,.amigos, jefes, abuelas, sobrinos, vecinos, etc. que quizá nunca harán en un día lo que Limónov en media hora pero que hacen mucho más solo con que sepas que están ahí… ¿Dónde? En Delibes y en Martín Gaite; en Chéjov y Tolstoi; en Oller, Manzoni… y en nuestras vidas, quizás aún por descubrir.
Mercè, me encanta tu comentario. Gracias